«El poeta que prefería ser nadie» de Jaime Fernández en Literaria Comunicación

Publicado el 04 enero 2016 por Hermidaeditores
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El poeta que prefería ser nadie. Jaime Fernández. Hermida editores, 2014. colección El Jardín de Epicuro – No Ficción. 200 páginas. Precio: 15.00 €A través de su blog En lengua propiaJaime Fernández lleva años compartiendo con sus seguidores historias y anécdotas extraídas de sus lecturas y de su aguda observación y reflexión. No se tratan de reseñas literarias que se sirven de últimas novedades literarias, sino de artículos en los que analiza la ficción y la vida de los autores, como otra forma de ver del mundo que nos rodea.Atendiendo al estilo ameno y didáctico que el autor emplea en su página,Hermida editores ha escogido diecinueve artículos que, a modo de pequeños ensayos, se reúnen en El poeta que prefería ser nadie. Esta obra proyecta un curioso mosaico con las biografías de un nutrido grupo de escritores (Herman Melville, Shakespeare, Cervantes, Virginia Woolf, Zola, Shakespeare, Kavafis, etc.) y sus personajes más célebres de la literatura (Bartleby, Macbeth, Don Quijote…), que sirven como punto de partida para reflexionar sobre cuestiones tan interesante como la visión de la realidad en la literatura; la desaparición del lector; el estado de la cultura la necesidad de narrar o la escritura como oficio o/y suplicio. Otras páginas, en cambio, se centran en la vida y las obsesiones de los escritores, como las desdichas del amor epistolar que mantuvieron el escritor checo Franz Kafka y su amante, Felice Bauer, que bien valdrían para una novelaEn ¡Dejen en paz a Bartleby!, el autor medita sobre la curiosa suerte que ha corrido el personaje de Melville, Bartleby. A él le sigue, uno de mis favoritos, No solo el fuego destruye los libros, en el que el autor reconoce que la ignorancia y la censura pueden ser más graves y como prueba los numerosos casos que se han sucedido desde la Edad Media y su ortodoxia religiosa dominante hasta nuestros días, con la hegemonía de las pantallas y la posible muerte del lector, vaticinada por Philip Roth. En otros capítulos (como Funcionarios de día, poetas de noche¿Por qué necesitamos contar historias?, o Las máscaras del escritor) aborda el deseo de narrar y el propósito que mueve a los escritores a contar historias, un deseo que a veces es satisfecho con el placer que genera la creación, que en algunos casos ha llevado a ciertos literatos a franquear las barreras de la ficción. Sin ir más lejos, el escritor suizo Robert Walser hallaba cierta morbosidad en el placer secreto de ofrecer una imagen totalmente falsa de sí mismo a quienes tenía estima y encontró en «algo tan poco interesante» como la ceniza, la metáfora que mejor define su peculiar universo. Estaba convencido de que si se sopla ceniza, «no hay en ella lo más mínimo que se niegue a dispersarse al instante volando». La ceniza, decía, «es la humildad, la intrascendencia y la falta de valor mismas y, lo que es más hermoso, ella misma está obsesionada con la creencia de no valer nada».Es de agradecer que Jaime Fernández no se limite a narrar la vida y obra de ciertos escritores, sino que enriquezca estas páginas con sus propias impresiones y que se arriesgue con asuntos tan peliagudos como el estado de la cultura, el futuro editorial y la industrialización de la literatura. De hecho, está convencido de que si los escritores que pasaron a mejor vida levantaran la cabeza, «se llevarían una sorpresa al comprobar que la posteridad no lee sus obras más apreciadas sino las memorias que escribieron al final de su carrera y a modo de corolario». Por fortuna, la impresión que queda tras la lectura de El poeta que prefería ser nadie es la invitación a rescatar obras y autores que cobran un nuevo significado con este libro.Sara Romasararoma@literariacomunicacion.com