“El populismo ama tanto a los pobres que los multiplica”- Mariano Carlos Grondona-. “El que tenga ojos que vea, dice la Biblia. El que tenga oídos que oiga: una pobreza que va rondando ya ochenta y tanto por ciento, ya se habla en Venezuela de la clase F. Mira, este 85% de miseria, eso espanta, eso sí es el miedo que yo cargo por dentro, no es el miedo a un candidato, no el miedo al futuro. Es el miedo al presente, a que se está hablando incluso de la clase F en Venezuela, que hay un millón de niños abandonados por todas partes; un gobierno que no gobierna, la corrupción desmedida, y ahora sumémosle el descenso vertiginoso del precio del barril del petróleo a 8 dólares”. Hugo Chávez entrevistado por Alberto Barrera Tyszka en 1998 Fuente. "Si este pueblo me pidiese la vida, se la daría cantando, porque la felicidad de un solo descamisado vale más que toda mi vida" -Eva Perón- ¿Qué es populismo? En síntesis podríamos afirmar que es un concepto político que se define como una amalgama de movimientos sociales que rechazan a los partidos políticos tradicionales y combaten a las clases dirigentes proponiendo un adanismo salvífico. Tiene en común con cualquier tipo de totalitarismo fascista o marxista, la sumisión del hombre a la colectividad dirigida por un líder. Pero a diferencia de la ideología, que pretende convertir una idea parcial en universal e imponerla bien por medios democráticos o revolucionarios, el populismo carece de Idea en sentido platónico. Su esencia es la deconstrucción de los valores y principios destruyendo las Instituciones, para fabricar la verdad, “vox populi, vox dei”, reza el proverbio latino. “Había yo entendido y aceptado la política en cuanto tal, irreductible a la moral; a partir de entonces ya no trataría nunca más de dar prueba de mis buenos sentimientos ni en mis afirmaciones ni con firmas (en desplegados y manifiestos). Pensar la política es pensar a los actores, por consiguiente, analizar sus decisiones, sus objetivos, su universo mental. El nacionalsocialismo me había enseñado el poder de las fuerzas irracionales. Max Weber la responsabilidad individual, no tanto la responsabilidad de sus intenciones, sino de las consecuencias de las decisiones que uno toma”- Raymond Aron-. Y es que en política como afirma igualmente Aron, uno elige a sus adversarios, no a sus aliados. La filosofía en cierta manera cuando se enfrenta a los políticos profesionales, participa de la anamnesis de Platón cuando intentando reconducir las acciones del tirano de Siracusa, fue hecho esclavo y vendido como tal en la Plaza de Egina. Weber pensaba que las virtudes del político eran incompatibles con las del científico y el filósofo, y en un escenario de decadencia moral y relativismo axiológico, las virtudes del político son igualmente incompatibles con las de cualquier ciudadano libre entendido como persona dotada de capacidad de juicio, criterio y formado para ser hombre libre e inmune a demagogos y medios de comunicación al servicio del poder. Ahora bien, ¿el político profesional y el filósofo discuten los mismos problemas? Como todo lo humano, ha de afirmarse que sí, si bien los enfoques son diferentes así como sus niveles de abstracción. Aron al reinterpretar el marxismo como ejemplo de conocimiento histórico, resumió sus tres interpretaciones fundamentales: la de reducir el marxismo a leyes del devenir histórico, la del existencialismo de Sartre y Merleau-Ponty y la de Althusser y su ruptura epistemológica que lo llevó a afirmar que las ideas de Marx habían sido malentendidas especialmente por los marxistas.
En ese discurso de 2014 en Zaragoza organizada por Red Iberoamericana LIDER, Gloria Álvarez nos dejó la siguiente definición de Populismo: “Es el atajo por el cual jugamos con las pasiones e ilusiones, con el ideal de las personas para prometer lo que es imposible aprovechándose de la miseria de la gente, dejando fuera absolutamente toda la razón y la lógica en la toma de las decisiones. Juega con la necesidad para sencillamente imponer una dictadura. Juega con la necesidad de nuestros pueblos”. El Populismo no es pues ni de derechas ni de izquierdas y carece de ideología en el sentido de imposibilidad de sistematizar su corpus teórico por no poder someterse a los criterios que exigen las teorías científicas, pero juega hábilmente con nuestras ilusiones y esperanzas y con la complicidad de los medios de comunicación. La democracia permite como reglas de juego su propia autodestrucción por medio de las urnas, como nos enseñó Weber, uno ha de tomar conciencia de las consecuencias de las decisiones que toma.