Partamos de una premisa, yo no soy activo en política para tener la cabeza tranquila, para no confrontar contradicciones internas o externas, o para reforzar mi visión del mundo. La política es un instrumento para cambiar el mundo desde la gestión de lo público, a través del aparato legislativo y desde el espacio del combate de las ideas y los marcos conceptuales.
Tampoco los partidos son un club de amigos (o no deberían serlo), no ser una forma alternativa de ascensor social, una agencia de colocación, o una organización finalista en si misma, son instrumentos con los que actuamos en la esfera pública y ayudamos a transformar el aparato legislativo. Posiblemente para el combate de las ideas hayan quedado algo obsoletos, y de ahí que el combate de las ideas lo haga más volcado en otras formas de acción política.
Para mí el PSC es un instrumento, no un fin, y la política un ámbito de combate político, no un lugar para vivir en la calma de estar siempre tranquilo y con la mayoría (inmediata, más a tocar).
Se me puede tildar de independentista, pero creo que el PSC no ha de serlo (al menos de momento), porqué la mayoría de su electorado y su militancia no lo son. Creo que su actual dirección es lo más nefasto que hayamos podido escoger, pero esta es una opinión personal que puedo sostener con argumentos pero que no es del todo compartida por la mayoría de militantes y cuadros del PSC. Creo que el PSC (como muchos otros partidos) hace una nefasta selección de líderes, que su estructura de toma de decisiones adolece de un apego al status quo, a la inercia y se refuerza en una red clientelar nada positiva para ser una buena herramienta.. pero actualmente es la mejor herramienta que tenemos para dos objetivos.
Bisagra entre dos visiones nacionales. Ya sé que es una función que hoy está ejerciendo peor que nunca, la polarización social por un lado y la incompetencia en la toma de decisiones (y las formas en que las toma) de su dirección lo alejan bastante de esta función, pero yo no entiendo una Catalunya “a la vasca” donde los indepes y los unionistas se segreguen, no tengan un espacio común de diálogo, ni compartan unos mínimos sociales y convivenciales. El PSC queramos o no, es la mejor organización política que puede ayudar a evitar la existencia de “dos Catalunyas” o hacer que esta división sea la menor. El PSC (y en menor medida CiU y ICV) tienen en su interior y encarnan el conflicto social de las dos Catalunyas, que en los partidos es mucho más enconado que en la sociedad. Nos guste o no, el PSC es el que estaba allí en medio y quien está sufriendo más duramente la fractura… Si logramos hacer una transición nacional (hacia la independencia o hacia el federalismo) sin romper el PSC en añicos es bastante factible que el partido sirva para ayudar a que la sociedad catalana no se rompa. Hay otras organizaciones sociales y sindicales que lo han logrado… así que creo que aún los socialistas catalanes podemos conseguirlo.
Ser el partido que esté en el centro político de la izquierda catalana. El escoramiento de ERC hacia la defensa de los recortes de CiU (aún analizados con la perspectiva de recortes presupuestarios que hace el estado español y la política de austeridad impuesta desde la troika), el giro “hiperizquierdista” de ICV para evitar que la CUP le coma terreno, o las diversas alternativas que aparecen (NeCAT, procés constituent) dejan un espacio de centro-izquierda que el PSC ocupa por pura inercia, aunque cada vez más débilmente. Es cierto que esa ocupación está en retroceso, pero hoy por hoy no hay otro partido que esté en ese espacio y tenga capacidad de ocupar el voto central de la izquierda. Queramos o no, incluso un PSC agónico es imprescindible para una mayoría de izquierdas de Catalunya.
Por eso sigo militando en el PSC, el martillo está oxidado, el mango podrido, y el brazo que lo empuña está anémico, pero con una tablet no me voy a poner a clavar clavos en la pared… y hoy es necesario clavarlos (metafóricamente).
Por otro lado, si aún creemos que el PSC tiene ese papel de bisagra, los soberanistas del PSC no deberíamos marchar. Somos minoría, pero una minoría imprescindible para poder seguir ejerciendo ese papel de bisagra. Quiera o no la mayoría del PSC, los que más evitamos que el PSC sea un partido españolista más, al estilo del PP o Ciutadans, al no sólo de cara a la visión pública y sino incluso a la toma de decisiones colectiva, somos los militantes que creemos que el cuerpo social que es soberano es Catalunya, seamos indepes o no. Mientras el PSC quiera seguir siendo catalanista, nos necesita, y los que queremos que haya una mayoría de izquierdas en Catalunya y una Catalunya que avance nacionalmente pero que tenga un riesgo muy bajo de fractura social, necesitamos al PSC.
Por eso también, creo que una de las mejores acciones que puedo hacer en política es luchar y forzar como pueda y de la manera que me dejen para que el PSC no se aleje de esas dos funciones clave que creo que tiene.
Posiblemente sea un matrimonio de conveniencia y muy mal avenido (al menos durante estos últimos años), pero mi relación con el PSC creo que es la mejor vía que puedo realizar (al menos mientras tenga paciencia) para poder luchar por lo que creo mejor para los catalanes y la socialdemocracia en Catalunya (e incluso en España).