Un arquitecto uruguayo, exiliado en Canadá. Perseguido aquí y allá. Buscando construir, reconstruir (se), desencontrándose consigo, y con otras dolorosas soledades. El pasado que revoletea mareando realidades, los amigos que no se sabe quiénes son, o dónde están, la identidad que a fuerza de refregadas y caídas, yace cansada, cual trapo de cocina triste de tanto andar.
Pensaba escribir "pocas veces", pero debo decir "nunca". Nunca hasta ahora, me había ocurrido de llorar tanto y tan profundamente en una función, si bien vi muchas obras conmovedoras. Esto se relaciona por supesto con un cierto estado del que mira, que reconstruye la historia que recibe mezclándola con la propia, haciendo nuevamente, minuto a minuto, día a día, miles de nuevas obras de arte, a partir de grandes o pequeños disparadores.
Entonces, no se trata de una obra necesariamente para llorar, se trata de un gran disparador, donde la historia, junto con las impecables actuaciones nos obliga a sentir.
Excelente.
Este espectáculo se presentó en El Portón de Sánchez (Sánchez de Bustamante 1034), y probablemente vueva en el 2011.
Dramaturgia: Julie Vincent y Blanca Herrera
Dirección: Julie Vincent
Elenco: Julie Vincent, Silvina Bosco, Mateo Chiarino, Cecilia Cósero y Manuel Vicente