El porvenir de una ilusión

Publicado el 13 noviembre 2011 por Francissco

Votar y cambiar la vida, ah.

Ya casi estamos, amigos míos, menuda emoción, cachis. El que dentro de una simple semanita haya un cambio de gobierno promovido por las urnas ¿acaso no es algo maravilloso? Ya sea que salgan por mayoría tanto el ilustre y magnánimo Rajoy, como el fascinante Rubalcaba, si lo hacen será para mejor, no nos quepa duda.

Ya, ya adivino en vuestros corazones el temor de los votantes viejos y resabiados: “Pero, bah, si nunca cumplen lo que prometen. A los dos se les ven diferentes plumeros, pero se les ven”. Pues no, entiendo la zozobra de vuestros ánimos, vuestra actitud escéptica y vuestra verguenza cuando salís disimulando del colegio electoral, ese “salgo rápido, no vaya a ser que me cruce con fulanito, que los dos sabemos bien a quien vota el otro”, pero en este caso podrías suspender vuestro pesimismo, so tontines, jaja.

En efecto, podría ser, por si no lo hubiérais pensado, panda de tristones, que esta vez las promesas vayan en serio.

Sí ¿nunca en vuestra vida ha cumplido alguien lo prometido? Venga, no podéis decirme que no, por favor, que vida tan triste, sino ¿No os trajeron nunca vuestros padres los juguetes que os prometían, previa petición vuestra? Pues así, pero a lo grande.

Pensad que el futuro no está escrito y que esta vez los candidatos muestran un no se qué, algo diferente ¿No os habéis fijado esta vez? Venga, que se les nota: a Mariano le brillan los ojitos,  a Rubalcaba le tiembla la voz con frecuencia, a Cayo Lara le pueden las emociones ¿Podría ser acaso que esta vez fuera por su empeño sincero, por su voluntad inquebrantable de cumplir?

No querréis ser ninguno -a buen seguro- de aquellos que este día electoral dudasteis. De los que votabais con desgana o peor aún, de los que se fueron al campo o al playa. Por dios ¡qué anticuados, el cielo me valga! Enteraos de que ya no se llevan ni el nihilismo ni la actitud hippy ¿Qué les diréis a vuestros acaudalados y prósperos hijos en el futuro?  ¿Que sus riquezas y bienestar estuvieron a punto de naufragar por vuestras dudas, por vuestra mezquindad?

No, estoy seguro de que no deseareis despertar su conmiseración y provocar palmaditas y miradas compasivas. Las de esa generación más alta, más lista y más guapa, así como financieramente aventajada. “Ay, menos mal que hubo suficientes votantes para Rubaljoy, si no…”
Así dirán, mientras se despiden y marchan en sus espectaculares coches ecológicos y nos dejan en el rutilante tecnogeriátrico, con sondas robot que se nos meten solitas en el cuerpo.

Saludos ilusionados.