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Si el Partido Popular sigue en su línea de no admitir sus propios errores corre el serio riesgo de acabar siendo un partido como el CDS de Adolfo Suárez, y desaparecer absorbido por Ciudadanos y Vox, o bien tener una mínima presencia de muy pocos escaños en el Congreso, comunidades y ayuntamientos.
En este país parece que nadie aprende de la historia. El PP no es una excepción. En su propia existencia como grupo político tiene uno de los mejores ejemplos de lo que supone desaparecer a base de no reconocer errores, de no corregir el propio camino y de dejarse llevar por los propios complejos: el PP catalán y el PP vasco.
Aún no he escuchado ni leído a ninguno de los líderes populares hacer una severa autocrítica, que es precisamente lo que hace falta ahora, y reconocer que la labor de Rajoy y sus secuaces ha sido demoledora para la formación, no solo desde que comenzó a gobernar, también desde que tomó las riendas del partido. Aunque, bien pensado, ¿cómo van a reconocer semejante cosa si ninguno de los actuales líderes se atrevió nunca a criticar la deriva socialista del traidor Rajoy y sus sicarios, porque todos ellos estaban callados como puertas para no perder sus bien remunerados cargos?
Para las próximas municipales y autonómicas, el PP pretende ahora, aunque está por ver si lo harán realmente, recuperar a Rajoy para llevarlo a algunos mítines. Es algo tan absurdo que cualquiera podría pensar que el asesor de campaña de los populares pueda ser un militante de cualquier partido contrario. ¿Realmente alguien puede creer que los votantes de derecha, esquilmados por Rajoy, Montoro y Soraya, volverían a votar de nuevo al PP, aunque sea para elecciones locales? Aunque si así fuera… tampoco me extrañaría. Los españoles seguimos sufriendo las consecuencias de los gobiernos de Zapatero, y han votado por mayoría a su fotocopia.
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