El Partido Popular profundiza en su ya mítico giro al centro: poner en el punto de la diana a los diferentes, hacer pagar el pato a los más débiles y aderezarlo todo con una fina salsa de demagogia y populismo. Es la receta clásica de la derecha más ultramontana.
Ya es casi una máxima que las recesiones económicas traen de la mano otras de similar calado político e ideológico. Lo verdaderamente preocupante es que en este país dé incluso buenos resultados.
Para llorar.