No me cabe la menor duda. Los recortes no se deben a cuestiones económicas, sino a un cambio ideológico radical por el que desparecerá el Estado del Bienestar y surgirá el Estado Neoliberal.
Este Estado Neoliberal será un estado donde lo público quedará reducido a lo mínimo indispensable, o sea a todo aquello que no se pueda mercantilizar, bien porque no produzca beneficios o bien porque deriva de los poderes represivos del Estado.
Pues bien, dentro de ese camino ideológico por el que nos quieren hacer caminar, pretenden ir deshaciéndose de los más débiles: de los enfermos, de los viejos, de los discapacitados. No exagero, a las pruebas me remito. Con total desfachatez, han elegido un modelo, el Modelo Espartano, por el que sólo los sanos y fuertes tienen derecho a vivir, a los demás –hoy, estaría feo hacerles despeñarse por un barranco— se les va disminuyendo o quitando derechos hasta que vayan desapareciendo.
El hecho de que por primera vez, en 2012, haya disminuido la esperanza de vida no es un factor casual. Se debe al empeoramiento de las condiciones sanitarias y a la disminución o desaparición de recursos a una parte importante de la población.
Esta semana ha comenzado con la disminución de las pensiones –recuerden aquello de la línea roja que Rajoy, Cospedal, Arenas, Pons y otros secuaces más, nos recordaron hace dos años, hoy pisada, traspasada y borrada—, lo que traerá sin duda un empobrecimiento de las mismas, cuando se sabe que precisamente gracias a las pensiones de muchos mayores pueden subsistir sus familias en paro o con una precariedad agobiante.
Desde antes viene lo de dejar, prácticamente en su totalidad, sin efecto la ley de dependencia, otro sector de la población cuya debilidad es manifiesta y más necesita del Estado. Ha sido tal el recorte que esta gentuza ha aplicado que hoy, más del 60% de la población de dependientes se ha quedado sin ninguna ayuda, y o bien tienen que vivir de sus familiares o de la caridad o de la beneficencia.
La última viene de ayer, una decisión tomada en silencio, sin ninguna información y que se ha sabido por la necesidad de que todas las medidas gubernativas deban pasar por el B.O.E. O sea a traición, con nocturnidad y alevosía. Me refiero a la sangrante, gravosa, inhumana e injusta medida por la que fármacos, muchos de ellos anticancerígenos –la mayoría de ellos de precios muy caros— deberán copagarse. O sea el enfermo deberá pagar por cada envase que necesite un 10%, por un máximo de 4,5 euros.
Esto quiere decir que enfermos de cáncer de mama, de riñón, tumores cerebrales o leucemia deberán pagar por cada dosis 4,5 euros (la dosificación puede ser, de acuerdo al diagnóstico, diario o de otra frecuencia), pudiendo llegar a ser un gasto mensual inasumible para muchos pacientes.
Pues sí, en el mundo pepero no caben los débiles, los pobres, los enfermos, los mayores. Que no se pueden pagar las pensiones, no las revalorizamos y además ponemos los medios para que cada vez haya menos pensionistas.
Este es el mundo que nos ofrecen. Sin atención a los necesitados, con cada vez más parados y más trabajadores en precario, con viejos más pobres y con ciudadanos más desprotegidos. Eso sí, los bancos siguen haciendo tropelías.
Y que luego no nos vengan diciendo que es una cuestión económica y que se ven obligados a hacer estos recortes. ¡¡Mentira vil!! Se podían tomar otras vías. Por ejemplo:
Hacer que la Iglesia pague impuestos y se autofinancie (se obtendrían 11.000 millones de euros).
Hacer una reforma de la administración donde entes sin ningún valor o con posibilidad de ser sustituidos, desaparezcan. Por ejemplo: el Senado o las Diputaciones (entre otros). Y hacer desaparecer privilegios de los políticos.
Perseguir el fraude fiscal, y conseguir al menos un porcentaje de economía sumergida del 10% –la media de Europa, nosotros tenemos cerca del 25%—, con lo que se obtendrían 40.000 millones de euros (más de lo que se ha recortado en Educación y Sanidad).
Hacer una reforma fiscal donde las empresas paguen de media, al menos, lo mismo que los trabajadores, subiendo los impuestos a las rentas altas y a las grandes empresas.
Cargarse las SICAV, o imponerles un gravamen adecuado. Hoy sólo pagan el 1% de impuestos y allí se refugia capital de gran parte de las empresas importantes.
Luchar contra los paraísos fiscales y castigar a los que utilicen esos lugares para evadir impuestos, cuando su residencia está en España.
En fin, seguro que hay más medidas. Pero claro, no quieren acometerlas, ellos van a lo suyo. Y lo suyo es pagar la deuda pública y rebajar el déficit con los recursos que deberían ir a los más débiles, a los más necesitados, a los enfermos. Ellos no tienen problemas. Están blindados. Serán los supervivientes de este sistema cruel e inhumano.
Salud y República