Las subvenciones para los 'populares' se dispararon en 65,5 millones de euros en el último año, desde que ellos están en el poder, a pesar de que suprimir esas subvenciones a los partidos es una de las principales reivindicaciones de los ciudadanos. El que un partido político rechazado y despreciado por el pueblo, según revelan las encuestas, cobre más dinero que Cáritas, una organización benéfica que está ayudando a millones de pobres y desamparados, es una injusticia que clama al cielo y una violación de la voluntad popular, que debe ser sagrada en democracia.
Que le pregunten a los ciudadanos en un referendum si los partidos deben ser financiados con dinero público o no. Ese referendum jamás se hará por dos razones: la primera es que a Rajoy le importa un bledo lo que piense el pueblo; la segunda es que el resultado sería vergonzoso para los partidos políticos, unas organizaciones cargadas de oprobio, que cada día acumulan mas desprecio y rechazo de la ciudadanía.
Las cifras escandalosas del dinero público que el Partido Popular se autoadjudica se conocen gracias a que el caso Bárcenas ha indignado a los ciudadanos y los políticos de la derecha gobernante, para aplacar la furia popular, se han visto obligados a publicar sus cuentas anuales, donde se esconden muchas injusticias y abusos.
Ese cobro de dinero público abundante cuando el país se aprieta el cinturón hasta el extremo y millones sufren de escasez y desesperación es un gesto tan sucio y despreciable que refleja, con toda su verdad y crudeza, la naturaleza desalmada de los partidos políticos españoles y de la clase dirigente en general.