Y hay quien dice que nuestro estado es aconfesional, como pretende la Constitución, tantas veces vulnerada. Sin embargo, nos parece, a tenor de lo que dice, hace y desea la cúpula pepera, que estamos mucho más cerca de un Estado nacional-católico.
A las pruebas me remito. Porque una cosa es que en los gobiernos peperos haya gente muy religiosa, opusdeista o legionarios de Cristo, y otra es que ejerzan como tales cuando se trata de gobernar la vida pública, esa para la que han sido elegidos, esa que debería estar al margen de sus creencias personales. Pero no, este país está condenado a mantener herencias que otros superan, incluso en contra del sentido común y de la aconfesionalidad del Estado.
Lo grave del caso es que esta gente pepera, hace convivir sus golpes de pecho con las concertinas o las pelotas de goma, aunque se pague con sangre, o con sus decisiones miserables que dejan a los ciudadanos desvalidos, empobrecidos, sin casa y en la miseria más absoluta.
Y ahí están llevando el estandarte de su religión en cuanto tienen la mínima ocasión. Todavía recordamos como Fátima Báñez –su nombre de virgen de los milagros ya la delata— invocó y solicitó la ayuda de la Virgen del Rocío para que apoyara su reforma laboral, esa que ha destrozado el mercado laboral y que nos ha dejado paupérrimos y sin derechos, a muchos en la calle y a los que todavía trabajan con sueldos ridículos y contratos basura. ¿No se habrá dado cuenta de que deja en muy mal lugar a su virgen viendo los resultados de su reforma?
Otro de los que están empeñados en demostrar que es más papista que el Papa –al menos más beato— es el opusdeista Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior, cuyos episodios relacionados con su religión sonrojarían a cualquier ministro de un país europeo. Pero él, a lo suyo.
Primero homenajeó y concedió la Gran Cruz de la Guardia Civil a la Virgen del PIlar. Más tarde pidió a Santa Teresa para que interfiriera por España en estos tiempos recios que vivimos, un fichaje más para ese gabinete a la sombra de personajes sobrenaturales que el PP utiliza sin rubor. Pero no se quedó ahí, hace unos días el ministro viendo que la cosa seguía sin mejorar vio la necesidad de solicitar más ayudas celestiales y, sin turbarse lo más mínimo, decidió –tratando de imitar a Almodóvar-- que era necesario ofrecer la medalla de la policía a Nuestra Señora del Amor.
Y parece ser que visto que todas estas intervenciones divinas no han producido las mejoras esperadas ha decidido, con sus dos ‘eggs,’ mandar a trece guardias civiles a Lourdes para que pidan a la Virgen por todos nosotros. Eso sí, todo pagado: transporte, alojamiento, comidas y lo que sea. Naturalmente a costa nuestra, con dinero público, se ve que nos sobra.
Total, cuatro vírgenes y una santa en poco más de dos años. No me dirán que no es un récord. Luego dirán que arreglan las cosas, así se puede gobernar. Con este gabinete en la sombra, cualquiera. Y es que no hay nada más patente en este gobierno que la aconfesionalidad constitucional. Claro que por los resultados que están obteniendo están dejando en mal lugar a sus queridos personajes celestiales.
Salud y República