Una compañía de telefonía low-cost afronta un reto, concienciarnos de que un producto exactamente igual nos puede parecer mucho más bueno y sofisticado simplemente en función del precio. ¿A ti que te parece? Para ello nos presentan un mismo cuadro, elaborado por el mismo artista, de dos formas distintas y a dos precios totalmente opuestos. ¿Qué sucederá?
Tras haberlo queda claro que la parte emocional de nuestro cerebro se suele imponer en la mayoría de ocasiones a la racional, porque simplemente buscando un poco de información acerca del autor, de la obra o de la supuesta subasta el resultado del experimento social no hubiese sido el mismo. Pero claro, si el mismo producto lo envuelven con un soporte de lujo siempre vamos a pensar que se trata de algo totalmente exclusivo y sofisticado. Porque ante la falta de información nuestro cerebro va a recurrir a la experiencia para tratar de dar solución a la pregunta. Una acción muy vistosa y muy recomendable para hacernos reflexionar.