Por Vladia Rubio
Comunicarse con el pueblo por muy diversas vías es una práctica que, dando continuidad a la tradición sembrada por Fidel en esta Isla, distingue hoy al presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
En la entrevista que el pasado septiembre concediera a Telesur, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, presidente cubano, calificaba de “tercer pilar” el uso por los dirigentes de la comunicación social como “un arma fundamental, como un instrumento de trabajo “.
Y el Presidente se ha mostrado absolutamente coherente con este concepto, derivado junto a otros muchos –según hizo saber a la entrevistadora venezolana- del programático discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido, al concluir la Asamblea de Constitución de la Novena Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Sus recientes visitas a Ciego de Ávila y a Camagüey así lo han mostrado. Todavía están frescas las imágenes de Díaz-Canel dialogando, como cualquier hijo de vecino, con pobladores del camagüeyano municipio de Florida, lo mismo en la secundaria básica del lugar, que en el hospital, que con quienes le aguardaban en la Carretera Central.
Junto a vecinos de la Circunscripción 76 del Consejo Popular Puerto Príncipe, en debate del Proyecto de Constitución en Camagüey. Foto: Rodolfo Banco Cué/ ACN.
Escenas similares se han repetido en otros territorios. Forman parte de la estrategia que él mismo compartiera con vecinos que debatían el Proyecto de Constitución en el reparto Puerto Príncipe: las visitas gubernamentales que desde el inicio de su mandato realiza a diversas localidades junto a vicepresidentes del Consejo de Estado, ministros y otros dirigentes, le permiten “profundizar en la realidad que está viviendo la gente, para destrabar todo aquello que frene el avance”.
Una manera de llegar a ese objetivo es, precisamente, intercambiando en vivo y en directo con los ciudadanos, escuchando preocupaciones, sugerencias, problemas… y actuando en consecuencia.
Además de permitirle conocer insatisfacciones, problemas, denuncias…, también es una vía para saber de aspiraciones, satisfacciones, historias de vida, como las que se tropezara en la escuela pedagógica avileña y que le impulsaron a tuitear:
“He vivido sentida emoción al compartir con profesores y estudiantes de la Escuela Pedagógica de #CiegoDeÁvila. Bellas historias de vida que expresan pasión por #Cuba y compromiso con la #RevoluciónCubana. #SomosCuba #Somos Continuidad.”
No es casualidad que entre sus canales de comunicación se apunte la red social Twitter. El mismo lo explicaba a Telesur: “Si tenemos un público fundamentalmente joven cuyos códigos de comunicación no son los medios de comunicación tradicionales, sino son las redes sociales y esas redes sociales están llenas de contenidos que tergiversan la realidad de nuestros pueblos, que trastocan también la identidad y la cultura de nuestros pueblos, es necesario que seamos capaces, desde nuestras plataformas comunicacionales, de inundar de los contenidos enaltecedores de nuestro pueblo”.
Pronto, según ha anunciado, estará también en Facebook.
Para destrabar “todo aquello que frene el avance”, en sus recorridos va conociendo, aconsejando, subrayando el valor de determinados renglones productivos, llamando de modo permanente a la disciplina y a la responsabilidad. “La vida nos ha enseñado que luego de grandes inversiones lo que no se atiende, lo que no se cuida, se vuelve a deteriorar y requiere nuevas erogaciones de recursos”, comentaba en Camagüey.
Con estos modos de comunicarse, sobre todo desde el diálogo frente a frente, también va sugiriendo a la prensa nuevos caminos y maneras de hacer, porque, dijo, “tenemos todavía que hacer coincidir más la agenda pública con la agenda mediática”.
Un hombre de pocas palabras –así se ha catalogado él mismo- , pero de mucho escuchar y hacer. Por suerte, sus pocas palabras andan consolidando la importancia del “tercer pilar” y haciendo blanco exactamente en la diana que hace falta.