Sabía desde hace mucho tiempo que el primer día de guardería de mi bebé sería el 1 de septiembre. Y aunque poco a poco fui haciéndome a la idea, sentí mucha tristeza al dejar a mi bebé allí.
La guardería, como la gran mayoría, permite hacer adaptación, pero nuestras circunstancias son tales que decidimos que no haríamos gran cosa.
Tanto ayer como hoy, Bichito se queda hasta después de comer y sobre las 13h su papi lo recoge. A partir de la semana que viene, lo recogeré yo antes de que meriende allí, esto es a las 15:30h. Y a partir de la siguiente semana, cumpliremos con su horario total. Hasta las 17:30h.
Su primer día fue medio bien, por lo que he podido leer en su agenda (cosa que me hace tope ilusión, igual que la mochila de la guarde con su nombre) y por lo que le han explicado a maridín.
Ha tenido ratitos de juego, pero ha llorado también. Como no lleva chupete, ha costado de consolar. Ha comido poquito y se ha pringado todo, por lo que le han cambiado de ropa.
Y el mayor logro: ha dormido 40 minutos. Sin teta y en un lugar extraño. ALUCINANTE.
Cuando salí de trabajar parecía que se me salía el hígado por la boca. Estaba deseando llegar a casa y que me recibiera con una sonrisa. No sólo fue así, sino que se me enganchó a la teta durante un rato largo, cosa que no pasaba desde hacía meses (más adelante os contaré como voy con la lactancia y el trabajo, que de momento estoy en fase beta).
Dicen que lo peor es el segundo día, que más o menos saben a qué los llevas allí. En un ratito por Twitter os cuento cómo ha ido.
Sólo espero que no se me ponga a llorar al dejarlo. Ahí sí que me vendré abajo.
¿Cómo fue el primer día de los vuestros? ¿Llorasteis? ¿Os sentisteis liberadas? ¡Contadme!