El término buscar es una palabra realmente fuerte. Significa "perseguir", "ansiar" y "hacer lo necesario para conseguir algo". Cuando buscamos algo, pensamos frecuentemente en ello; hablamos al respecto, estamos dispuestos a pagar un precio para tenerlo. Alguna gente hasta cae en la trampa de buscar a Dios para que le dé las cosas que quiere tener. Cuando hace eso, sus motivos son erróneos, y Dios retiene lo que ellos quieren.
Debemos hacernos el hábito de buscar el rostro de Dios y no su mano. En otras palabras, debemos buscar su "presencia" y no sus "presentes". Lo insto a buscar a Dios por quién Él es, y no por lo que puede hacer por usted.
Dios se complace inmensamente cuando pasamos tiempo con Él sencillamente porque lo amamos. Él también se complace cuando lo adoramos y alabamos precisamente por lo que Él es. A todos nos gusta ser celebrados por lo que "somos", no por lo que "hacemos". Yo no quiero amigos que sólo estén interesados en lo que puedo hacer por ellos; quiero que se interesen en quien soy y que les guste estar conmigo por mí. Estoy segura de que usted siente lo mismo, y eso también le pasa a Dios.
Cuando ponemos a Dios primero, lo mantenemos allí y buscamos hacer las cosas a su manera, estamos mostrando que nos deleitamos en Él. Entonces, Él nos concede los deseos de nuestro corazón (vea Salmo 37:4).
--Tomado de La Biblia de la vida diaria, de Joyce Meyer. Una publicación de Casa Creación. Usado con permiso.
Fuentes: Vida Cristiana