Puede parecer un poco sorprendente el lugar donde los observé, un monte de pinos con bastante tojo y brezo. Pero por la zona también hay pequeños encharcamientos y turberas, y esta especie se da bastante bien en aguas quietas y estancadas. Al emerger se alejan unos días de las masas de agua donde nacieron, antes de regresar para aparearse.
Aunque no es de los caballitos del diablo más pequeños, podemos apreciar su fragilidad si lo comparamos con las hojas del brezo Daboecia cantabrica donde se posó.
El segundo ejemplar que vi fue una hembra, con manchas verdes en más segmentos del abdomen que el macho. Esta en concreto parece ser de la forma "típica",en algunos odonatos las hembras tienen varias coloraciones.