El primer slasher

Publicado el 14 marzo 2014 por Javier Parra González @xavipargon

BAHÍA DE SANGRE (Mario Bava, 1971)

A estas alturas ya queda más que clara mi predilección por el slasher como subgénero preferido dentro de las diferentes vertientes del cine de terror. También podéis haber comprobado mi afán por construir una historia del mismo a través de las críticas de este mismo blog y algún que otro artículo con carácter plenamente divulgativo y que algún día espero poder completar y dedicarle todo el tiempo del mundo para llevar a cabo una verdadera tarea de investigación de esas que hacen que todos los aficionados al fantástico se nos haga la boca agua y disfrutemos haciendo memoria y dando rienda suelta a nuestro afán de visionado y estudio de las películas que realmente nos hacen disfrutar. Si he decidido hacer esta introducción no es por otra cosa que por el hecho de que, si todos conocemos los pilares del slasher construidos durante la segunda mitad de la década de los setenta, una de las películas que formaron la base para la construcción de este sustento es Bahía de Sangre.

En la etapa final de su vida, el maestro Mario Bava dirigió una historia sobre lo ruin que puede llegar a ser el ser humano a través de una trama en la que, tras la muerte de una condesa, los posibles herederos de la misma (y el pertinente grupo de jóvenes que pasaba por lugar) irán muriendo uno a uno en una serie de asesinatos rodados de forma excelente y que a medida que avance el metraje irán torciendo la situación hasta convertirla en una rocambolesca historia digna de cualquier giallo. Y es que como buen producto surgido de cualquier estudio italiano que contuviera sangre y suspense, Bahía de Sangre puede considerarse como ejemplo de obra giallesca teniendo en cuenta que, en este caso, jugará un papel fundamental el bodycount, y se dejará a un lado la importancia que conlleva el enrevesado de una trama propio del suspense al que el público ya estaba acostumbrado. Sin embargo, entendiendo el slasher como la evolución del giallo, podemos determinar que esta Reazione a catena (título original del film) es el nexo de unión entre un género que entraría en decadencia en los ochenta y el otro que vería su esplendor en dicha época. Un vestigio de un género y la llama que prendería mecha para el inicio de otro.
Con unos planos llenos de maestría y una elaboración de muertes que le valdría el premio a los Mejores Efectos Especiales en la cuarta edición del Festival de Sitges de 1971, asistimos a una concatenación de muertes violentas (degollamientos, puñaladas y amén de un brutal machetazo en la cara) que serían posteriormente imitadas/homenajeadas en los productos que vendrían después. No puedo pasar por alto (sin querer parecer repetitivo ni decir nada que no haya dicho nadie anteriormente) que en Viernes 13 2ª parte (Steve Miner, 1981) se repite/copia/homenajea una escena de doble empalamiento que ya pudo verse diez años atrás en esta obra magna del terror en la que el protagonismo de carácter coral de los actores distraerá al espectador y hará que nos cuestionemos quién es el asesino y, sobretodo, cuál es su motivación. Una historia en la que el leitmotiv, no es otro que la mencionada ruindad y la avaricia humana ejemplificada de forma magistral en la sorprendente secuencia final en la que no se percibe ningún atisbo de humanidad, convirtiendo el mensaje de la película en una visión llevada al extremo de la sociedad corrupta y depravada en la que vivimos.Lo mejor: las muertes y que la buena labor de dirección aguanta perfectamente el paso de los años.Lo peor: la subtrama de los jóvenes queda metida con calzador y bastante desaprovechada.https://www.youtube.com/watch?v=uV8ZuW-CEC8

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