El principio de tercio excluso.

Por Juanferrero
El principio de tercio excluso es el tercero de los principios que se presentan como los primeros principios de la lógica. Este principio se enuncia como  A o noA, lo que resulta como los otros dos casos una tautología. Ahora bien, estas verdades deben tener alguna aplicación a una ontología basada en el hacer, que evalúe el hacer. La primera de las consecuencias es que el principio de identidad resultaba un principio sintético y no analítico, porque la identidad es una singularidad, una acción, y es síntesis en la medida que cualquier concepto formal o numérico, no puede fundamentarse en sí mismo, siempre tiene como fundamento una práctica. Suponer que el principio de identidad es un principio analítico es olvidar que los signos, que representan enunciados, los signos que representan relaciones, son resultado de operaciones manuales y verbales, que permiten circunscribir lo posible. Esto no significa que no haya verdades las hay, o no significa que no haya juicios necesarios que los hay, pero los juicios necesarios que se circunscribe a la posibilidad de la lógica formal son vacíos. El principio de contradicción basado en lo real, significa que incluso entre las acciones caben coherencias, un tipo de acciones se puede atribuir a una especie con alas, y que sin embargo, no vuelan, por el diseño de sus alas y esta coherencia puede ser formalizada en modelos matemáticos. Pero la universalidad que engloba todos los particulares ejemplos de estas aves (kiwis, avestruces...) no agotan la singularidad de sus acciones. El tema es más complicado cuando se habla de acciones humanas, y más aún cuando se habla de acciones espectaculares (la singularidad de la acción no tiene nada que ver con su tamaño). Pongamos, por ejemplo, la bomba atómica que cayó en Hiroshima en 1945, los juicios que se emitan sobre esta acción (última de lanzar la bomba), se les exige un mínimo de universalidad y necesidad, los juicios particulares y contingentes no convienen sobre asuntos tan trágicos. El problema es que esta acción no puede estudiarse como las acciones que llevan a cabo los pájaros con plumas y que no vuelan, sin embargo, desde el punto de vista de la singularidad de la acción son cualitativamente idénticas. En la medida que una acción que un pájaro cualquiera ejecute con sus plumas envuelve un número indefinido de duraciones, de la misma forma que la última acción que se llevó a cabo antes de lanzar la bomba.Ahora bien, en el caso de la bomba destruyó toda una realidad que permitía una serie de acciones que después fue imposible, la cantidad de individuos que murieron no sólo acabó con su duración (o su conatus), sino que además acabó con  la trama que permitía un tipo de acciones. La cuestión es que entre la accion que delimitamos, identificamos, A, y  las acciones que envuelve que son las condiciones de posibilidad de tal acción, y de ninguna otra noA, lo que tenemos es un tiempo acabado, algo que permite reducir la acción a hecho, en la medida que las acciones son más o menos intercambiables desde nuestra perspectiva lo posible se confunde con lo real, no es el caso de la bomba lanzada sobre Hiroshima en 1945.Sin embargo, lo más interesante es que no hay acción alguna, singularidad, o acontecimiento que reduzca todo a hecho (la ciencia ha diseñado esta posibilidad en la medida que toda la realidad alcanzara la temperatura del cero absoluto). La avestruz moviendo sus alas, no agota todas las duraciones que la posibilitarán otra vez, la bomba que cayó sobre Hiroshima no acabó con todas las duraciones, de los que estaban más o menos cerca, y es que entre la identidad real, y la contradicción virtual, hay toda una serie de posibilidades que no se dejan formalizar, que no se dejan inventariar. Cuestión distinta es que tipo de acciones son las más convenientes para mantener un universo, que siga permitiendo acciones de los particulares, no sólo que las permita sino que las favorezca. La libertad primera de todas no es la de expresión o pensamiento sino de acción, que no se confunde ni con los individuos que efectivamente las llevan a cabo, ni con la comunidad que delimita las condiciones de posibilidad de tales acciones. La dificultad es ser consciente de que esa posibilidad ora puede ser formalizada, ora es imposible de serlo. Al menos, mientras esto dure.