"El principito" cumple 70 años y ni una arruga, oigan. No, no se refiere a Felipe, que a estas alturas reinará a la edad ampliada de jubilación por la firme resistencia de su padre a abdicar no entiende del todo por qué… Tampoco se refiere al príncipe azul, más parecido a Godot y que tanto daño a hecho al género femenino. Les habla de El Principito, el único príncipe bueno, rubio e ingenuo que conoce. El único valiente, a pesar de no haber matado ni un dragón, y que sólo sabe de corderos, zorros y rosas. No se cansa de releerlo. “Lo esencial es invisible a los ojos”. “Un día, vi al sol ponerse cuarenta y tres veces”, “Hay una rosa. Creo que me ha domesticado”. Son frases recurrentes que pueblan los muros de Facebook.
Pero “El Principito” es mucho más que un puñado de citas célebres. Es un libro imprescindible, maravilloso. Aunque “los que comprendemos la vida nos burlamos de los números”, les dirá para convencerles que es una de las obras más vendidas del mundo, traducida a 270 idiomas. El libro más traducido, por detrás de la Biblia.
Acudan este fin de semana a la Feria del Libro con sus hijos y redescúbranlo juntos. No es un libro para niños. Se lo garantiza. Pocos libros conoce tan sabios, tan delicados.
¿Recuerdan cómo el narrador confiesa que abandonó su vocación de pintor porque los adultos veían en sus dibujos de boas un sombrero? Aun así no desfallecía y seguía haciendo la prueba sombrero a las personas presuntamente lúcidas. Si la respuesta era errónea, cambiaba las selvas y las estrellas por el golf, la política y las corbatas. Si usted también está cansado de parecer todo el tiempo tan razonable dedique unos minutos a la belleza invariable del texto de Saint-Exupéry. 70 años después, su vigencia no se marchita. Como la de su rosa, de la cual, una vez se ha domesticado, siempre se es responsable… Aunque, como todo el mundo sabe, si uno se deja domesticar, corre el riesgo de llorar un poco.