El problema de las ventas ambulantes, que invaden las aceras y las calles, en El Salvador y otras partes de América Latina.

Publicado el 28 julio 2019 por Carlosgu82

Año tras año, desde que tengo memoria, los comerciantes, en mi país, han hecho uso de las aceras y calles para vender sus diversos productos, desde artículos varios de tamaño reducido hasta colocar negocios como restaurantes y salones de belleza; convirtiéndose en un gran atentado contra el derecho del peatón a desplazarse, libremente y con seguridad, por las diferentes calles. Este es un fenómeno típico de países subdesarrollados, como los nuestros de América Latina, donde los diversos sistemas políticos y económicos, explotadores y excluyentes, han golpeado con fuerza a la clase obrera y campesina y, en los últimos años a la clase media. Ante la ausencia de mercados apropiados donde puedan encontrar una gran demanda por sus productos, optan por las calles, por un mundo en el que ya no basta , simplemente, con colocar una pequeña venta sobre la acera o sobre la calle, sino que se enfrentan al mundo terrible de la extorsión, pues grupos de pandillas, fuertemente armados y muy bien organizados, les piden renta por ocupar un determinado espacio, como si se tratase del alcalde, y, si no la cancelan, que tengan por seguro que serán asesinados. Este submundo de ventas ambulantes, provocan un caos, un desorden, una inseguridad y una suciedad que no contribuyen , en nada, a promover el turismo, propio de naciones desarrolladas, respetuosas de la limpieza y la legalidad. Además ,esta podredumbre colabora a la proliferación de enfermedades cuando los transeúntes compran productos comestibles elaborados y preparados con medidas no muy higiénicas. Quien ha tenido la oportunidad de viajar a mi país, El Salvador, y se ha decidido por visitar el centro histórico, de su ciudad capital, San Salvador, se podrá haber dado cuenta de esta crisis. Poseemos un centro histórico con plazas, edificios y palacios que en nada tienen que envidiar a los de las ciudades europeas, lastimosamente, la mayoría de sus calles y aceras están invadidas por cientos de ventas informales, haciendo muy difícil transitar a pie por ahí. Las aceras y las calles han sido tomadas, por los comerciantes, con el paso de los años, sin que ningún gobierno pueda acabar con ésto. Es un problema estructural y complicado producto de las pocas opciones que dan los políticos para resolver las necesidades de las personas sin trabajo. Las pandillas o mafias han encontrado un excelente caldo de cultivo para hacerse millonarias, creando y desarrollando el negocio de la extorsión a su máxima expresión. Esta situación podría resolverse, si tan sólo, la clase política, parásita y partidocrática, construyera excelentes mercados a esta población de comerciantes con necesidades diarias, y no se centrara la atención y el apoyo, solamente, en los centros comerciales o "malls", en Inglés, y que en nuestro país tenemos mejores que en Los Estados Unidos. Dichos mercados deben poseer: guarderías, escuelas, unidades de salud, servicios sanitarios, espacio suficientemente grandes para que los comerciantes coloquen sus ventas, y, sobre todo, deben ser mantenidos limpios de basura y de grupos criminales. ¿ Cuando se han construidos mercados similares en este país?, nunca. Además, se les debe hacer suficiente publicidad y estar apoyados con el ejercicio de la ley para meter presos a los comerciantes que no quieran trabajar al interior de dichos mercados y a las pandillas que continúen cobrando la extorsión. Asimismo, se deben brindar facilidades crediticias a los vendedores para que puedan prosperar. Espero que mis ideas hayan lanzado cierta luz a una problemática que no, únicamente, ha ocurrido en nuestras naciones subdesarrolladas, sino, también, en los pueblos conocidos como del primer mundo. Hasta una nueva publicación.