Después de recomendarlo a un amigo que necesitaba este libro, he releído El problema del dolor y he vuelto a disfrutar con sus explicaciones, argumentos y ejemplos. Es breve pero enjundioso. El asunto no es una cuestión fácil pero merece la pena dedicarle algún esfuerzo pues todos hemos de pasar por él. Lewis es bastante lógico, nada enfático ni dogmático, no pretende imponerse con violencia mientras nos conduce sin resquicios a donde quiere llegar.
El complemento natural de este libro es el que escribió a la muerte de su mujer, Una pena en observación.