Narcotizados con el En este 2018 se cumplirán 10 años del inicio de una crisis económica que deja las secuelas de una creciente desigualdad social, un mayor de número de ricos con el aumento de sus riquezas y el avance de las opciones conservadoras. Aunque nos digan que hemos salido de la crisis, es falso. Nos cuentan que las economías europeas recuperan el crecimiento y sus niveles de actividad anteriores a la crisis; que España es el país de Europa con mayor crecimiento, que y en el procés nos hemos olvidado del auténtico proceso. Este que nos hace observar con indiferencia la involución social que la crisis y sus gestores están inyectando directamente en vena, con el analgésico de los medios de comunicación y el consentimiento expreso de los ciudadanos.se consolida la recuperación. Ni caso. Nos alegraríamos si fuera verdad; si esos datos se hicieran realidad en nuestros hogares, si el paro no fuera una pesadilla diaria para quien busca trabajo, si las pensiones no perdieran capacidad adquisitiva año tras año o si los trabajos no fueran cada vez más precarios y los salarios más insuficientes. Todos nos alegraríamos si la crisis y este Gobierno no nos hubiera colocado como líderes en desigualdad retroceso de los derechos civiles. Por ello, cuando hablan de recuperación, ¿de qué y para quién están hablando?
Nos culparon de vivir por encima de nuestras posibilidades y, mientras nos responsabilizaban, ellos se dedicaban a sus miserias y corrupciones. La corrupción empieza siendo una costumbre que se consiente para acabar siendo un rito que se alaba . Lo peor de todo es que se lo hemos consentido. En España, por ejemplo, la corrupción apenas si pasa factura electoral al partido más corrupto que conocemos. En España, por ejemplo, aceptamos que el Gobierno salvara a los bancos mientras se olvidaba de sus ciudadanos. ¿Alguien entiende que los más vulnerables paguen por una banca que actuó con tanta usura como negligencia? Al poder, por como actúa, le interesa consolidar un sistema injusto y cronificar la situación, eso sí, con el apoyo sumiso de una parte de esa sociedad ignorada y maltratada para que todo parezca democrático. ¿Alguna medida para combatir las causas de la pobreza? ¿Alguna iniciativa gubernamental para que paguen los responsables de tanto desastre? De acuerdo, no cabe esperar que tomen medidas contra ellos mismos, pero ¿alguien entiende que precisamente los perjudicados, por las políticas gubernamentales, les sigan otorgando su confianza ? Es como si añoraran la tranquilidad que proporcionaba al esclavo la aceptación de su esclavitud.
¿No se sienten como Josep K?, aquel personaje literario de Kafka que es acusado y culpado, sin saber por qué. Un personaje que experimenta en carne propia el vacío y la soledad, la incomprensión de un sistema que acusa y condena . Sin embargo, el personaje, lejos de aceptar su situación trata de defenderse denunciando el autoritarismo, los enredos absurdos de la burocracia o la vinculación del poder judicial con otros poderes. Por el contrario, nuestra conducta como sociedad sigue las recomendaciones del abogado de K cuando le aconseja que "lo correcto es aceptar las circunstancias", no llamar la atención y no criticar el funcionamiento del sistema. Pues eso, que actuamos siguiendo los criterios de aquel picapleitos de El proceso adaptándonos a las circunstancias; callando, asintiendo y votando lo que al todopoderoso sistema le interesa.
Escuho a George Colligan Trio: