El proceso de secesión no es progresista

Publicado el 26 julio 2018 por Manuhermon @manuhermon
EL PROCESO DE SECESIÓN NO ES PROGRESISTA (Extractos)
La secesión unilateral de parte del territorio en un Estado democrático que respeta los derechos fundamentales de su población (incluyendo los derechos culturales o lingüísticos de las minorías en su seno) es contraria al ideal democrático pues priva de los derechos políticos a gran parte de la ciudadanía a la que se impide participar en dicho proceso. En este sentido, el conjunto de decisiones que se han ido adoptando por parte de las instituciones de Cataluña — señaladamente las leyes de referéndum y de transitoriedad aprobadas los días 6 y 7 de septiembre por el Parlamento de Cataluña vulnerando la normativa parlamentaria que garantiza una deliberación y tramitación pulcra— son profundamente antidemocráticas además de groseramente inconstitucionales. Su aplicación en la forma de una declaración unilateral de independencia (DUI) constituye un golpe de Estado.Manifiesto Profesores Filosofía del Derecho-El País No es progresista un comportamiento que pretenda conducir a miles de seguidores al futuro, haciéndoles creer en la magia, engañar con un conjuro de brujería, o como se llama ahora, la independencia, puedan resolver los problemas de paro, desigualdades, precarización, migraciones… de esta sociedad catalana del siglo XXI, inserta en España y Europa, es parecido a la difusión de emociones religiosas anteriores a la Ilustración. Antiguamente, hasta el XVI toda la población y posteriormente una gran parte de ella, se apoyaban en la existencia de dioses, magia y brujería, como elementos con los que explicar, enfermedades y muertes, los desastres de las guerras, el hambre y todas las miserias humanas,… con esos elementos miraban al futuro elaborando predicciones y conjuros.
Los movimientos obreros del XIX y XX, anarquismo, comunismo, marxismo, utilizarán los avances de la Ilustración e incorporarán los criterios laicos, científicos y humanistas, valores ilustrados, a sus bases teóricas y prácticas políticas, adaptándolos a situaciones y objetivos concretos. A esa amalgama de movimientos sociales, de luchas, objetivos y prácticas distintas, se la considerará como las izquierdas, en plural, por distintas. -‘Un mito: la unidad de las izquierdas- Izquierdas y progresismo fueron conceptos que pudieron ir hermanados en muchos momentos en diferentes lugares, pero que hoy se han separado en Cataluña. Gentes de izquierdas apoyan la reacción nacionalista, aceptan tranquilamente sus postulados teóricos racistas y xenófobos, abrazan ideas que pretenden diferenciar y separar a ciudadanos, apoyan comportamientos supremacistas, defienden el nacionalismo que premia linajes, apellidos, tradiciones y símbolos basados en viejos pasados inventados, mientras castiga a otros ciudadanos que quieren igualdad de derechos, o simplemente no siguen la corriente soberanista. En definitiva esas gentes apoyan estrategias y comportamientos que han dado a luz el concepto de izquierda reaccionaria.
No puedo considerar progresistas a viejos colegas, antiguos activistas antifranquistas, que abandonan el racionalismo para identificar problemas sociales y buscar soluciones concretas. Viejos antifranquistas que creyeron al nacionalismo, sus leyendas de pasados idealizados, cuando en aquel pasado todo era miseria, represión y muerte,única forma de vida para la amplia mayoría de pobladores que carentes de techo y sin poder llevarse un mendrugo de pan a la boca, morían presa de enfermedades y represión de sus señores. Ese pasado ideal al que se abrazan, nunca permitió decidir a los pobladores de Cataluña sobre sus vidas, ni sobre los detentadores de poder, ni sobre nada… La capacidad de votar de toda la población, sin cortapisas tales como censos de propiedad, sexo, edad u otras,la facultad de decidir de hombres y mujeres catalanes, es muy reciente, como lo es su capacidad de vivir bajo techo, disfrutando de enseñanza para todos y ser asistidos en enfermedad y en vejez. Comparar aquellas instituciones de hace siglos con las actuales es un insulto a la inteligencia y la capacidad humana de interpretación que nos llegó con la Ilustración.
El proceso de secesión bucea en el nacionalismo, formando grupo con Le Pen, Trump, Salvini, Farage, Jaroslaw Kaczynski, Viktor Orban… una ideología excluyente y xenófoba que considera enemigos a los otros, a los que no son como ellos los tratan como extranjeros que identifica con los que piensan diferente. El proces camina hacia atrás, es la guerra anti-ilustrada, un régimen social, cultural y político basado en la credulidad voluntaria -Marina Garcés-. El proceso a la independencia es la negación de la racionalidad como elemento de vida y conciencia para interpretar la realidad, como forma de crítica y deliberación de búsqueda de alternativas a problemas sociales. El proceso de autodeterminación hunde sus raíces en viejas teorías supremacistas enredadas en diferenciar ‘la raza catalana’ del resto de lo español, considerándose a sí mismos superiores y elegidos, se alimenta de las esencias de un pasado idealizado, que nunca existió, construido en negativo, como contraposición a lo español, al extranjero, por tanto enemigo. –Bases teóricas en ‘La Raza Catalana’ I y II, de Francisco Caja, Ediciones Encuentro-.
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