El procéss nunca fue democrático. (10)

Publicado el 31 enero 2022 por Manuhermon @manuhermon
Después de las elecciones. Vaya cisco que tenemos organizado
El Carlismo ha llevado al Parlament una mayoría de independentistas, a pesar de haber sido derrotados en las urnas por los constitucionalistas. Las elecciones las ha ganado C’s en la mayoría de lugares ampliamente poblados. Y no, no se confunda nadie, en Cataluña no son un partido fascista, lo cual debería estar definido por su ideología y su práctica, está bastante lejos de las definiciones teóricas existentes sobre fascismo. Algo que no puede demostrar el independentismo catalán, ni en su ideología, ni en su organización, ni en su práctica.
Si alguien llegó a pensar que por convocar rápidamente elecciones en Cataluña todo quedaría resuelto, se equivocó. Había que convocarlas, sin duda, el momento parece que ha demostrado no ser el más adecuado a tenor de los resultados, que nos han vuelto a meter en un nuevo lio.
Durante años por parte de los indepes se han dicho tantas barbaridades, tantas mentiras, se han cometido tantas tropelías, se ha oprimido tanto a más de la mitad de catalanes, que volver a la normalidad requiere mucho tiempo y esfuerzo, para ir convenciendo a la mitad de los indepes de que una ilusoria independencia nunca resolvería los problemas del paro ni las desigualdades. Mucha firmeza y paciencia serán necesarias porque cuando un ser humano toma una decisión, se apunta a un bando o a una tribu, ni siquiera lee ni escucha argumentos de fuera de su círculo de fanáticos, la realidad, para esa persona, solo existe dentro de ese círculo, de ahí la necesidad tiempo para desarrollar argumentos. Convencer es la única salida.
Participación récord, estas sí tenían tipo más plebiscitario que las del 2015. Si hablamos en términos plebiscitarios, consideración del número de votos, han perdido los independentistas, igual que en 2015. La mayoría de votos ha sido para los partidos constitucionalistas, pero no así los escaños parlamentarios.

Generalitat de Catalunya.21D2017. Eleccions al Parlament de Catalunya. Informe resultats definitius.
Seguirán con el raca-raca de la independencia, aunque nuevamente si a estas elecciones las miramos como plebiscito, volvieron a perderlas, de los 4.357.368 de votos válidos emitidos a candidaturas, los indepes obtuvieron 2.079.340 de votos, un 47%. Si el porcentaje se establece sobre la totalidad del censo electoral que son 5.553.983 de posibles votantes, los poco más de dos millones de votos indepes representan un 37,4%. La trampa de la ley electoral hace perder el Parlament a quienes sacaron mayoría de votos, un 10% más de votos han logrado los constitucionalistas, pero les corresponden menos parlamentarios que los que a los indepes, que perdieron las elecciones en votos, pero las han ganado en escaños. Mal que le pese a Puigdemont que en su discurso declara haber ganado al Estado español en votos y escaños. La mentira, aun sabiéndolo, tiene efectividad, cala en su público y es creída, luego pasará mucho tiempo hasta que se acepta la realidad, si es que se acepta, pero se producirá en otro contexto cuando ya no tenga tanto valor. No, no es casualidad, ni equivocación, es algo estudiado y practicado en la campaña de Trump y en la del Brexit. También utilizado en las campañas europeas por los ultras y xenófobos, exagerando cifras y mintiendo en los datos cuando relacionan migrantes y extranjeros con paro, destrucción calidad de vida, inseguridad, etc.

Efectivamente, ha existido un pucherazo que favorece los territorios carlistas hoy ocupados por el voto independentista, a los nacionalismos. La ley electoral prima las zonas rurales sobre las urbanas, lo tribal frente a lo industrial y urbano, prima la concentración del voto y da mayor peso a unos votos que a otros. En Lleida tocan a 19.858 votantes por escaño, mientras que en Barcelona tienen un escaño por 46.775 votantes, más del doble de votos por escaño, en Girona 29.396. Por tanto, los votantes en Gerona y Lérida están sobrerrepresentados respecto a los de Barcelona.

Como se puede ver en el cuadro de arriba procedente de la Generalitat ‘’Gráfic 2 Evolució de preferencies constitucionals de Catalunya, Barómetros de Opinión 2005-2012’’. Es a partir de la crisis económica de 2008, con la crisis política, cuando cristaliza el trabajo nacionalista anterior y empiezan a aumentar los partidarios de un estado independiente hasta situarse en el 35%, que suma independentistas y quienes quieren resolver todos sus problemas.
En Cataluña no ha existido una lucha por la autodeterminación desde tiempo inmemorial como pretenden imponer en el relato de construcción nacional los independentistas. Ni en la Edad Media hubo un pueblo homogéneo, ni en el XVIII ni el XIX, siempre hubo catalanes en los distintos bandos enfrentados de todos los conflictos defendiendo alianzas e intereses diferentes. Como tampoco hubo un único pueblo catalán en la Guerra Civil, ni en el franquismo posterior, en todos los períodos hubo catalanes en ambos bandos.
Tras la muerte de Franco iniciado el proceso democrático el peso de los catalanes favorables a la independencia oscilaba entre el 15% y 20%, la democracia no se enfrentó nunca, ni luchó contra los independentistas, no tenían fuerza suficiente, tampoco la democracia enfrentó el nacionalismo como problema dejando el campo libre a la difusión de esa ideología. Y lo que es más grave, la democracia ni se armó lo suficiente, no trabajó para crear un patriotismo democrático o constitucional que fuera útil para una ciudadanía y un Estado salidos de una dictadura en la transición.

La ley electoral española desde hace 40 años ha primado a los nacionalistas periféricos, a CiU y PNV, … sobre los partidos estatales; por ejemplo, IU siempre sacaba muchos más votos que los nacionalistas y obtenía muchísimos menos parlamentarios. Este aspecto que siempre criticó la izquierda respecto a las elecciones generales, ahora en las autonómicas catalanas vuelve a primar a los más nacionalistas, a los independentistas.

El nacionalismo disfruta desde la Transición de un sesgo electoral a su favor, la ley electoral les subvenciona escaños. Con bastantes menos votos que otros partidos obtienen más diputados, una forma de incorporar los nacionalismos a la democracia, reconocerlos como diferentes, integrarlos en un conjunto confiando en la lealtad institucional de unos y otros en un Estado en construcción. Como puede verse en el cuadro anterior, CiU obtenía escaños con la mitad de votos que IU, en ocasiones le costaba tres veces menos. El PNV todavía necesitaba menos votos para lograr un escaño.
El poder político se repartió en la democracia y destinó una parte del poder político general a los nacionalismos vasco y catalán, -del poder económico siempre tuvieron gran parte-, ambos pesaron bastante en todas las legislaturas y pudieron influir y hasta condicionar las políticas de los gobiernos españoles de cualquier signo. Además de esa prima política en el Parlamento y Gobierno de España, durante años en sus respectivos territorios gozaron de abundante poder para hacer y deshacer, a veces con el apoyo de los partidos generalistas o con su inhibición. La cuestión es, que solo sirvió para cebar más y más el problema del nacionalismo, la prima de sobre representación en el Parlamento nunca hizo que reconocieran a las otras fuerzas políticas del Congreso asentadas en sus mismos territorios, que en muchos casos obtenían mayor cantidad de votos que ellos, pero según el esquema teórico nacionalista esos partidos no representaban al pueblo catalán, ellos eran los únicos que estaban en disposición de dar y negar títulos de ciudadanía, y mucha gente terminó creyéndoselo.
‘’Los catalanes queremos’’, ‘’Los vascos decimos’’ se ha metido tan dentro, que muchas personas creen que no existen otros catalanes y otros vascos. Realmente había muchos más congresistas catalanes y vascos de otros partidos a los que no se escuchaba ya que estaban integrados en sus grupos generalistas correspondientes, de hecho, el PSOE fue ganador en esos territorios bastantes años. Uno de los fallos de la democracia, dorar la píldora a los nacionalismos dándoles más voz y visibilidad con menos votos que otros. Lamentable la situación indeterminada del Senado, pensada como Cámara Territorial, así debió haber ejercido desde el primer momento en un país que se constituyó como federal, al que daba vergüenza reconocerlo, pero sin el Senado haciendo su función federalizante se producen fuertes distorsiones en el resto de instituciones.
Ahora la gobernabilidad hoy parece extremadamente difícil en una sociedad partida por la mitad, encrespada y agresiva, porque los indepes llevaban tiempo actuando como si Cataluña fuera solo suya, y de repente comprueban que hay otra gente que opina, más de la mitad, y que les exige compartirla. La cuestión es ¿cómo resolver los problemas? Lo de negociar situaciones concretas, de diario, se da por hecho, pero el asunto es cómo resolver la problemática de la ilusión independentista. Una opción es aceptar el statu quo, Comunidad Autónoma, España, Europa; otra salida es aceptar la independencia de Lleida y Gerona, dado su voto indepe y dejar Barcelona y Tarragona constitucionalistas, esto sería aplicar su criterio sobre el derecho a decidir dentro de Cataluña. Otra posible vía es aprender de la Ley de Claridad Canadiense, lo cual requiere esfuerzo y tiempo, pausa y estudio. Dentro de la legalidad democrática.