El prodigio que fue India

Por Tiburciosamsa

Para los interesados en la India antigua, uno de los mejores libros es “El prodigio que fue India” de Arthur L. Basham, que está traducido al español por la editorial Pre-Textos Indika. El libro data de 1953, pero sigue siendo un libro de referencia.
Tras una introducción histórica de casi 100 páginas que se antoja muy breve y que se detiene al final de la Edad Media, Basham va pasando revista a la estructura del Estado y la ciencia política indias, la configuración social, la vida cotidiana, las distintas religiones indias, las artes y las lenguas y su literatura. En 750 páginas, apéndices incluidos, realiza el mejor compendio de lo que fue la India antigua que he leído. Por poner un ejemplo, logra describir el budismo y sus doctrinas desde sus inicios hasta la aparición del vajrayana en sólo 40 páginas.
La principal crítica que se puede hacer al libro es que el período medieval, el que sucede al final de la dinastía gupta en el siglo VI d.C., está tratado más sucintamente. Posiblemente el libro habría salido ganando si Basham se hubiera centrado en el período antiguo, que contar 2.500 años de Historia ya da para bastante.
Basham realiza algunas afirmaciones llamativas en su libro, de ésas que son para que los especialistas se enzarcen en discusiones. Una es que la idea del bodhisattva del budismo mahayana, pudo haber aparecido por influencia del zoroastrismo, con el que el budismo habría tenido algún contacto entre los siglos III y I a.C. A este respecto Stephen Batchelor en “Confesiónde un ateo budista” sugería incluso que el propio Buda habría podido tener conocimiento de primera mano del zoroastrismo en Taxila, capital de la satrapía persa más oriental. Otra, por ejemplo, es su afirmación de que la famosa escuela escultórica de Gandhara, que da formas mediterráneas a temas indios, no es una supervivencia de los reinos grecobactrianos que dominaron el oeste de la India, sino que habría llegado a la India en tiempos de Roma por las vías comerciales. Por cierto que su valoración de esta escuela no es de las mejores: “En el contexto del arte indio, la escuela de Gandhara resulta más bien insípida, si bien no es originalidad lo que le falta.” Y aun así la opinión de Basham sobre esta escuela es mejor que la de otros autores: “… hoy en día se piensa que la escuela de Gandhara es una mera imitación de una imitación, una débil copia de un arte en decadencia.”
Y para aquél al que Basham le sepa a poco, siempre le queda Romila Thapar y su excelente: “Early India: From the Origins to AD 1300”