La comunidad de bienes, que tan agradablemente había entretenido la imaginación de Platón, 128 y que subsistía en cierto grado entre la austera secta de los esenios, 129 fue adoptada por un corto tiempo en la iglesia primitiva. El fervor de los primeros prosélitos los impulsó a vender esas posesiones mundanas, que despreciaban, a ponerles el precio a los pies de los apóstoles, ya contentarse con recibir una parte igual de la distribución general. 130LEER MÁS »
La comunidad de bienes, que tan agradablemente había entretenido la imaginación de Platón, 128 y que subsistía en cierto grado entre la austera secta de los esenios, 129 fue adoptada por un corto tiempo en la iglesia primitiva. El fervor de los primeros prosélitos los impulsó a vender esas posesiones mundanas, que despreciaban, a ponerles el precio a los pies de los apóstoles, ya contentarse con recibir una parte igual de la distribución general. 130LEER MÁS »