El próximo problema de Vox

Publicado el 29 abril 2019 por Mike Sala @mikesala65

Puede elegir voz o textoEn la política, la codicia es un fenómeno que invariablemente se sucede en todos los partidos, y los de nueva creación no están a salvo de sufrirlo en absoluto.
Actualmente Vox es el partido revelación. Ya nadie le ignora y los doce escaños conseguidos en las pasadas elecciones andaluzas constituyen un preocupante aviso para muchos navegantes de formaciones contrarias que, seamos sinceros, ven peligrar sus bien pagados puestos y prebendas y disfrazan su temor ante la llegada de un nuevo comensal que pretende su ración de un pastel cada año más menguado con una supuesta preocupación por la democracia y los derechos y libertades conseguidos por el pueblo español desde la transición. Derechos y libertades que en realidad les importan un soberano pepino vistas las redes clientelares de corrupción y favoritismo que todos los partidos han ido construyendo en los municipios y comunidades donde han gobernado.
Vox ha crecido mucho. Y crecerá más, porque el Partido Popular ya no se atreve a ocupar el lugar en el que se desarrolló hace mucho tiempo. Y si se atreviera, seguramente George Soros no le dejaría hacerlo. Su dinero ordena y manda. Y como Vox ha crecido tanto, inevitablemente también creciendo su banquillo de arribistas, caraduras y traidores que buscan afanosamente la oportunidad de hacerse con una concejalía, una alcaldía, un cargo de confianza, o cualquiera de tan codiciados premios que la mayoría de los políticos anhelan para sí, pero siempre teniendo en cuenta el afán por servir al ciudadano y al interés general de España.
Debe haber casos así por toda España. Al fin y al cabo Vox en un partido de aluvión, como lo fueron en su día  Ciudadanos y Podemos. En la localidad donde vivo, en el extrarradio norte de Zaragoza, un impresentable que tonteó con el PSOE, con Chunta Aragonesista y con el Partido Aragonés, ha pretendido presentarse como cabeza de lista del Vox local para las elecciones municipales 2019. Un elemento que hace años llegó a comentarme en cierta ocasión que él estaba en política “para lo que estaba”. Ni que decir tiene que durante estos días contacté con simpatizantes de Vox en Zaragoza capital para que desde su sede se librasen de semejante garrapata de la política, como así ha sucedido. No lo hice por afinidad al partido. Fue por deber moral, aunque soy consciente de que esto, hoy día pueda sonar ridículo para la mayoría.
Parece que casos como éste están a la orden del día, lo que supondrá, en un futuro cercano, el afloramiento de casos de corrupción que llenarán informativos, portadas y páginas de política.
Según me comentaron hace seis días fuentes contrastadas del mismo Vox en una provincia andaluza, que además han filtrado la noticia en algún medio, la campaña electoral provincial está dirigida por un reconocido  y avanzado masón pro feminista que en ocasiones se ha mostrado públicamente a favor del lenguaje de la ideología de género y sus propuestas de feminizar lo masculino.
Así mismo concejales y cargos del PP en diversas provincias españolas, que ven peligrar sus puestos tras las elecciones generales y las siguientes municipales y autonómicas, están ingresando en Vox tratando de hacer valer su “experiencia en la política y las administraciones como un valor que se debe reconocer y respetar en Vox”.
Incluso algunos peperos gallegos parecen estar valorando pedir su ingreso en Vox, viendo las expectativas de la formación de Abascal por todo el territorio nacional, que podría colocar concejales en Galicia en detrimento de un  PP de Feijoo, quien se ha comportado como un Rajoy cualquiera favoreciendo el artificial nacionalismo gallego de un modo sorprendente.
Puesto que parece que actualmente no hay mucho filtro a la hora de admitir nuevos fichajes, ¿sabrá cortar la cúpula de Vox este goteo de casos de corrupción que a buen seguro sucederá a no tardar?
Mi desvinculación con este partido fue total desde el momento en que Vidal-Quadras, González Quirós y otros tantos liberales fuimos invitados a irnos. Así que veo este asunto con verdadera curiosidad y nada más. Pero Vox tiene un problema en ciernes. Y no creo que sea un problema menor.
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