El pseudodogma

Publicado el 27 abril 2016 por Debarbasyboinas @DeBarbasYBoinas
De CentralDogma1970.svg: Kjoonleederivative work: Ortisa (talk) – CentralDogma1970.svg, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=10905224

Esta es una historia que tiene gracia, ya que demuestra la plasticidad de la ciencia y la autocrítica constante que se hace a si misma. Todo empieza en 1958, momento en el que Francis Crick propone el famoso dogma central de la biología molecular. Lo cierto es que se paso un poquito con eso de dogma, pues todos entendemos que dogma es una afirmación incuestionable, que no se puede modificar y eso en la ciencia es el mayor pecado que existe. La base misma de la ciencia es cuestionarse todo, hasta las cosas más obvias, por eso sorprende que un científico tan eminente como Crick, de repente hable de un dogma, pero lo cierto es que en su autobiografía lo explicó, diciendo que el entendía la palabra dogma de otra manera, para él dogma significa una afirmación que carece de evidencia, y su intención unicamente había sido dar a su hipótesis un nombre que demostrara lo importante que es.

Una mala elección de palabras por parte de Crick, aunque hay que reconocer que consiguió su objetivo, el nombre es gradilocuente, aunque el mismo lo traiciono tan solo doce años más tarde, en 1970 cuando publicó en Nature un artículo que revisaba el dogma central de la biología molecular, y lo modificaba. Lo cierto es que es un alivio saber que ni siquiera el que le puso el nombre acepta su significado, porque estaba equivocado.

Esta teoría, o hipótesis fue propuesta en 1958 y visto con perspectiva, nos damos cuenta de que tan solo cinco años antes se había descubierto la estructura de la doble hélice de ADN. La biología molecular estaba en pañales, en ese entonces el dogma decía que existía la replicación, es decir, que el ADN se replica a ADN, la transcripción, que el ADN se transcribe a ARN y la traducción, que el ARN se traduce a proteínas. Esto se demostró falso pocos años después al descubrirse la transcriptasa inversa en retroviros, como el VIH. Por este motivo se añadió que el ARN podía copiarse a si mismo, y a su vez que podía retrotranscribirse a ADN. Además de ello también se añadió que el ADN puede traducirse directamente a proteína. Estas fueron las modificaciones que Crick añadió a su dogma en 1970, y que hasta hoy no ha sido modificado.

A pesar de ello, caben hacerse algunas preguntas, por ejemplo respecto a los priones, que son proteínas capaz de modificar a otras proteínas en una reacción en cadena que produce enfermedades, como la conocida popularmente como la enfermedad de las vacas locas. No es exactamente una replicación, ya que un prión es una proteína defectuosa que solamente puede modificar a las proteínas funcionales volviéndolas defectuosas a su vez.

Además, conociendo la historia de la biología nadie nos puede asegurar que cualquier día no se descubra algún organismo que almacene información en una secuencia de proteínas, pero lo importante no es eso, quizá la mayor pega es que da una imagen distorsionada del ARN, ya que el dogma implica que vaya a ser traducido a proteínas, pero esta molécula tiene muchas funciones además de servir como intermediario entre el ADN y el ARN.

Un ejemplo son las ribocimas, una molécula de ARN con capacidad catalítica por si misma, sin ayuda de ninguna proteína. También existen montones de ejemplos en la regulación genética, que no implican la traducción del ARN a proteínas, como los ARN de interferencia, que impiden precisamente que ciertos ARN mensajeros lleguen a traducirse a proteínas. Los ARN de interferencia se unen a ellos impidiendo la unión de los ribosomas, o marcándolos para su degradación. En cualquier caso, el papel del ARN es mucho mayor de lo que el dogma central de la biología molecular sugiere.

En fin, solo espero que todos los dogmas que surjan en la ciencia sean tan laxos como este, ya que el día en que la ciencia deje de cuestionarse a si misma, dejará de ser ciencia.

Silvestre Santé