Antes de los goles de Ibrahimovic el partido ya estaba cuesta arriba para los alemanes por culpa del tanto de de Matuidi a los dos minutos de juego. Con la eliminatoria finiquitada, el Paris Saint Germain engordó la renta con el gol de Cabaye en el tramo final.
El multimillonario qatarí Al-Khelaifi zarandea cada verano el mercado con la intención de contagiar su superioridad fuera de las fronteras francesas. Su verdadera conquista europea se calibró esta noche en Alemania con la ida de los octavos de final dela Liga de Campeones. El Paris Saint Germain se desplegó en el Bay Arena con la vitola de favorito ante un Bayer Leverkusen en caída libre. Fuera dela Copa de Alemania por culpa de un segunda división (Kaiserslautern) y derrotado en cinco de los últimos siete partidos en la Bundesliga, el equipo de Sami Hyypiä fue alcanzado a las primeras de cambio. No habían transcurrido ni tres minutos cuando Matuidi ejecutó con certeza una triangulación con Ibrahimovic y Verratti.
El Bayer llegó tarde al partido y lo pagó caro. Hyppiä pidió solidaridad a sus jugadores en la previa pero debió olvidar poner cordura cuando los suyos tuvieran el balón. El centro del campo alemán desplegaba sus fuerzas en la recuperación pero las perdía después con balón directos a Kiessling. Mientras tanto al Paris Saint Germain se le quedó una noche espléndida y digirió la ventaja con desplazamientos rápidos que a punto dieron recompensa a los diez minutos con un disparo de Ibrahimovic que fue repelido por un defensa alemán.
La primera oportunidad digna de alabanza del equipo de Leverkusen llegó, como era de esperar, al saque de una falta lateral que Kiessling cabeceó por encima del arco de Sirigu, aunque el exjugador del Nuremberg se encontraba en fuera de juego.
Mientras el Bayer Leverkusen se movía en la medular con la pesadez propia de un elefante, el equipo parisino lo hacía con la delicadeza de un colibrí. La que destilaba Marco Verratti. El italiano fue el salvavidas de la defensa y el desatascador del ataque con excelsos volteos.
Al que no le hizo falta finura ni tacto para encandilar fue a Zlatan Ibrahimovic. El sueco decidió detonar la eliminatoria con dos tantos antes del descanso. El primero llegó tras un penalti de Spahic sobre Lavezzi por un empujón de los que otros colegiados obvian a veces. El segundo sí llevó el selló ‘Ibra’. El sueco recogió en el vértice izquierdo del área una cesión de Matuidi y soltó un latigazo con la zurda directo a la escuadra de Leno.