John Katzenbach es un reputado escritor, y también ha trabajado como guionista en películas basadas en obras propias. Sus novelas han sido nominadas a dos premios Edgar, por "The Shadow Man", y por "Al calor del verano" adaptado para la pantalla como "Llamada a un reportero (The mean Season)" (1985) dirigida por Phillip Borsos y protagonizada por Kurt Russell y Andy Garcia. Sus libros fueron casi todos un gran éxito, como el bestseller del New York Times "El Viajero (The Traveler)", "Day of Reckoning", "State of Mind", y "Causa Justa (Just Cause)" (1995) dirigida por Arne Glimcher y protagonizada por Sean Connery y Laurence Fishburne. Ha sido reportero de la corte criminal para "The Miami Herald" y el "Miami News" y se caracteriza por sus trabajos en la revista "Herald Tropic". Su trabajo ha aparecido en muchos otros periódicos, incluyendo el "New York Times", el "Washington Post", y "The Philadelphia Inquirer". "La guerra de Hart (Hart's War)" (2002) es otra de sus obras que fue llevada al cine con éxito, dirigida por Gregory Hoblit y protagonizada nada menos que por Bruce Willis y Colin Farrell.
Se trata de una muy buena novela, que te engancha desde el principio, con ese demoledor primer capítulo. La historia pone a prueba la capacidad del protagonista para evitar el suicidio frente a la presión de un desconocido. Este autor destaca por el realismo psicológico de sus personajes y la capacidad de establecer una trama intrigante. Además, cuando parece que el escritor se le están acabando los recursos, le da una genial vuelta de tuerca que lo hace, aun más si cabe, más interesante.
A mi personalmente me gustó muchísimo, me tuvo enganchado hasta el final. No se me hizo para nada pesada, estando escrita de forma correcta, y en primera persona, algo que hace que te metas en la piel del protagonista, haciendote sentir la intriga y el suspense.
Así que cruzó la habitación con brío, con el impulso que genera la expectativa, un poco inquieto ante la idea de que algo urgente se hubiese colado en una vida que con frecuencia temía que se hubiese vuelto demasiado imperturbable y totalmente previsible. Abrió la puerta y observó la sala de espera. Estaba vacía. Eso lo desconcertó un instante, y pensó que a lo mejor había imaginado el sonido del timbre, pero Zimmerman también lo había oído, y él, además, había reconocido el ruido inconfundible de alguien en la sala de espera.
– ¿Hola? –dijo, aunque era evidente que no había nadie que pudiera oído. Arrugó la frente sorprendido y se ajustó las gafas de montura metálica sobre la nariz. – Curioso –afirmó en voz alta.
Y entonces vio el sobre que alguien había dejado en el asiento de la única silla que había para los pacientes que esperaban. Soltó el aire despacio, sacudió la cabeza y pensó que eso era algo demasiado melodramático, incluso para sus actuales pacientes. Se acercó y recogió el sobre. Tenía su nombre mecanografiado. –Qué extraño –musitó. Dudó antes de abrir la carta, que levantó a la altura de la frente como haría alguien que quisiera demostrar sus poderes mentales en un número de variedades, intentando adivinar cuál de sus pacientes la habría dejado. Pero era un acto inusual. A todos les gustaba expresar quejas sobre sus supuestas deficiencias e incompetencia de forma directa y con frecuencia, lo que, aunque molesto a veces, formaba parte del proceso. Abrió el sobre y extrajo dos hojas mecanografiadas. Leyó sólo la primera línea: Feliz 53.° cumpleaños, doctor. Bienvenido al primer día de su muerte.
Entonces siguió leyendo, despacio, deteniéndose en cada frase, dejando que el terror y la inquietud arraigaran en él. Pertenezco a algún momento de su pasado. Usted arruinó mi vida. Quizá no sepa cómo, por qué o cuándo, pero lo hizo. Llenó todos mis instantes de desastre y tristeza. Arruinó mi vida. Y ahora estoy decidido a arruinar la suya. Ricky Starks inspiró hondo otra vez...
Fuentes:http://es.wikipedia.org/wiki/El_psicoanalistahttp://es.wikipedia.org/wiki/John_KatzenbachFragmento extraido de la propia novela...