La elección de Podemos como socio preferente es un rasgo distintivo respecto a otra opciones y supone un rechazo frontal a la gran coalición, cuyo fracaso en Europa ha alimentado a la ultraderecha y al populismo. “Implica además –insiste Escudier– el desprecio a esa llamada oposición útil que se ha vendido por barones y sultanas como coartada para justificar la abstención al PP. El no a Rajoy se mantiene inalterable pero no es el único. El ‘partido de la militancia’ pretende ser una fuerza autónoma, libre de interferencias de poderes económicos, en clara advertencia a los cebrianes de turno y al señor del Ibex en sus distintas manifestaciones. Ojo con Sánchez porque ni el pasado ha muerto ni está el mañana ni el ayer escrito, que diría Machado”.
La reunificación de Sánchez es la expresión coordinada de todas las sensibilidades contrarias a que el PSOE sea subsidiario del PP. En torno a él confluyen todas las corrientes de izquierda existentes en el Partido Socialista. Desde Izquierda Socialista, liderada por Pérez Tapias, a los guerristas históricos, José Felix Tezanos, Manuel Escudero y Enrique Linde, a los sanchistas, Odón Elorza, Josep Borrell y Cristina Narbona. Un PSOE muy distinto a la derecha socialista. Fernández López Agudín así lo entiende: “No estamos ya ante un mero proyecto de Sánchez, sino ante un proyecto socialdemócrata que encabeza Sánchez. Los dos candidatos de derecha socialista –Susana Díaz y Patxi López–, frente a uno socialdemócrata, con unas bases airadas como las socialistas, poco pueden hacer contra Sánchez. No es seguro, tampoco, que puedan hacer mucho si van unidos; pero juntos pueden apelar al patriotismo de partido– que, como es sabido, es siempre el último refugio de los canallas– para frenar hoy la devolución de la secretaría general a su legítimo propietario que hoy encabeza la socialdemocracia. Ya no quedan ni los restos del primitivo plan de la Gestora de instalar bajo palio en Ferraz a Susana Díaz”.