Revista Opinión

El PSOE, sin pedir perdón ni reconocer sus errores, necesita desterrar la memoria de Zapatero

Publicado el 22 mayo 2012 por Franky
Nada produce más pánico en los socialistas de Rubalcaba que mencionar el nombre de Zapatero. El nombre del anterior presidente es como un mantra maldito para Rubalcaba y los suyos. Han ordenado que su memoria sea enterrada y sellada bajo una pesada losa de plomo. Aquellos que se atreven a mencionar al innombrable son reconocidos inmediatamente como enemigos. Saben que, mientras Zapatero y sus estragos permanezcan vivos en la memoria de los españoles, el socialismo seguirá en la oposición, atravesando un desierto que podría ser fatal para el PSOE. --- El PSOE, sin pedir perdón ni reconocer sus errores, necesita desterrar la memoria de Zapatero El PSOE, gobernado ahora por Rubalcaba, sigue en deuda con la sociedad española, sin reconocer los grandes errores que cometió en tiempos de Zapatero, que fueron la causa principal de los actuales dramas de la economía, y sin pedir perdón por ellos. Su gran asignatura pendiente, la que le impide corregir el rumbo, regenerarse y recuperar votos, es, precisamente, la de asumir con honradez y sinceridad sus equivocaciones y pedir perdón por los estragos causados a la sociedad española.

Aunque hayan enterrado al nefasto Zapatero en el olvido, al margen de la política, los socialistas de Rubalcaba, cómplice de Zapatero y culpable de sus errores, han optado por ignorar el pasado y por actuar en la vida política como si los socialistas no tuvieran responsabilidad alguna en el terrible drama español, lo que les condena a seguir siendo hoy el principal problema de España y el principal obstáculo para que salgamos de la crisis y recuperemos la prosperidad y la decencia.

Esa estrategia de ignorar el pasado constituye una ofensa a los españoles, a los que considera imbéciles desmemoriados, incapaces de recordar los terribles daños causados, y una negación inadmisible del principio de justicia democrática que obliga a los ciudadanos y a las instituciones, sobre todo a los partidos políticos, a asumir sus responsabilidades y las consecuencias de sus actos.

Es cierto que el nuevo gobierno de Rajoy es decepcionante y que los populares están consiguiendo equipararse a los socialistas en corrupción, mentiras y engaños, pero todavía se encuentran a años luz del socialismo en responsabilidades democráticas y daños causados a España. El gobierno de Rajoy, sin haber cumplido todavía medio año de existencia, ha mentido, ha sido parcial y ha exhibido comportamientos corruptos, pero también ha realizado más reformas y emprendido mas medidas regeneradoras que Zapatero en sus siete años de mandato. Algunas, como la imposición de disciplina fiscal y presupuestaria a los gobiernos de las comunidades autónomas, la limitación de los sueldos en los bancos y en las empresas públicas, la eliminación de muchas instituciones y empresas del Estado superfluas y el estricto control del dinero que ante se gastaba alegre y abusivamente, por su alcance y contenido democrático y regenerador, escuecen a los socialistas, que ahora lamentan no haber sido ellos los que las adoptaron cuando gobernaban.

Conscientes de que su principal arma sigue siendo la propaganda, Rubalcaba ha ordenado una estrategia de desgaste y demolición del PP que consiste en no reconocer error alguno en el pasado, ignorar la existencia de Zapatero, denunciar con saña los errores ante la opinión pública, defender ante los ciudadanos una política de unidad con el gobierno que jamás se practica y defender clandestinamente, a través de los miles de agentes propios esparcidos por la sociedad y los ámbitos mediáticos, que la derecha y la izquierda son iguales en corrupción, mentiras e ineptitud, sin reconocer a los nuevos gobernantes mérito alguno.

La estrategia socialista parte de dos supuestos: el primero es que la sociedad española es olvidadiza y pronto dejará de acordarse de los daños causados por Zapatero y su gobierno; el segundo es que los españoles, ante las urnas, jamas realizan balances serenos de la labor de sus gobernantes, sino que votan por vonganza y rencor, sentimientos éstos que deben ser alimentados constantemente desde el aparato de propaganda del partido.

La estrategia del PSOE es aparentemente perfecta y, de hecho, siempre ha funcionado en el pasado. Sin embargo, tiene un punto débil: la memoria de Zapatero como pésimo gobernante y causante de los mayores daños a España está grabada en la conciencia y en la mente de los españoles con una profundidad mayor de lo que los socialistas creen, hasta el punto de que pasarán muchos años antes de que deje de culparse a Zapatero y a los socialistas de ser los causantes de los actuales males de España, de la pérdida de la prosperidad, de haber llenado las calles y plazas de desempleados y nuevos pobres, de haber destruido en gran parte el tejido productivo y de haber asesinado los grandes valores y principios, junto con la ilusión, la esperanza y la confianza.

Los estrategas del PSOE saben que si el PP consigue alguna victoria, sobre todo si la economía muestra signos de recuperación, su calvario se alargará y su etapa de travesía del desierto, lejos del poder, puede hacerse penosamente larga y destructiva. Para reconquistar el poder y abandonar el árido desierto que con tanta dificultad atraviesan ahora, es vital para el PSOE que las cosas sigan mal en España.

¡Zapatero debe ser castigado!



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