El PSOE y sus cosas

Publicado el 04 noviembre 2016 por Juan Carlos

Los dirigentes del PSOE, sedicentes socialistas dicho sea de paso, siempre han defendido que este partido es fundamental en la historia de España. En realidad, esta afirmación puede ser cierta, aunque habría que observar de qué manera han repercutido sus actuaciones. En relación con ello, conviene repasar algunos aspectos en la trayectoria de esta formación, cuyos orígenes se remontan a 1879. En aquella época hacía pocos años que la Restauración canovista había reemplazado a la Primera República. Este régimen pivotaba principalmente sobre dos partidos –el conservador del propio Cánovas y el liberal de Sagasta– que se alternaban en el poder. Por entonces, el PSOE pugnaba sin reparos por entrar en un sistema que era abiertamente fraudulento. Un sistema que además de no tener ningún problema en colocar literalmente sus urnas en los tejados, también ostenta el dudoso honor de haber popularizado el llamado «pucherazo». 
Pese a esos inconvenientes, el nuevo partido decidió apostar por la vía parlamentaria, y en 1910 su fundador Pablo Iglesias fue elegido diputado. El PSOE había conseguido entrar formalmente en ese régimen, por lo que ya podía acometer la conocida estrategia socialdemócrata de cambiar el sistema desde dentro. Tanto es así, que el PSOE tuvo un papel destacado cuando ese sistema corrupto cambió a otro, todavía peor, como fue la Dictadura de Primo de Rivera. En 1923, con el régimen canovista en plena decadencia, Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado que contó con la aprobación del entonces monarca Alfonso XIII de Borbón. ¿Y el PSOE? Mostró una actitud colaboracionista con el régimen, siendo de hecho el único partido que no fue ilegalizado. Esa actitud colaboracionista aumentó en cuanto el PSOE, mediante Largo Caballero, consiguió un puesto en el Consejo de Estado. 
Con todo, la dictadura cayó, y poco tiempo después se proclamó la Segunda República. Durante la mayor parte de la misma, el PSOE demostró ser un partido moderado. No obstante, y en cualquier caso, la valoración de esa actitud responderá a criterios subjetivos. Una vez instaurada la dictadura de Franco, se supo poco del PSOE, siendo el PCE el principal partido clandestino en la oposición. Generalmente se suele decir que el PSOE estuvo 40 años de “vacaciones”. En cambio, una vez terminó la dictadura, o se avistaba próximo su fin, el PSOE volvió, junto a otros tantos partidos, para negociar con los antiguos cargos del régimen franquista su posición en el nuevo régimen. En este sentido, el partido socialista tuvo algo de ventaja frente al resto, ya que recibió una suculenta cifra de dinero procedente de Alemania, a través del conocido «Caso Flick». 
En consecuencia, en 1982 terminó consiguiendo una amplísima mayoría. Pero también se debió a otros factores entre los que se encuentra el famoso «OTAN de entrada NO». En 1981 la UCD firmó la adhesión de España a la organización militar, lo que desató la una ferviente oposición por parte del PSOE. No obstante, el partido de la rosa cambió radicalmente de postura en 3 años, mostrándose partidario de continuar en la OTAN. De modo que, cuando el PSOE ostentaba el ejecutivo convocó una consulta, en la que obviamente pudo utilizar la maquinaria del Estado, para preguntar si se deseaba permanecer en esa organización. Finalmente, se terminó imponiendo el nuevo criterio del PSOE. Al respecto, es conocido que quien convoca un referéndum muy pocas veces lo va a perder. Asimismo, después de la OTAN, vendrían los GAL, el caso Filesa, etc. 
Actualmente el PSOE mantiene esa tradición, tal y como sucede en Andalucía con los ERE. Pero, uno de sus actos más polémicos que ha hecho nunca es haber apoyado, mediante su abstención, la investidura de un presidente de gobierno del Partido Popular. Este hecho es grave principalmente por dos razones: la primera es que el PP mantiene un idilio constante con la corrupción, pero la segunda es que el PSOE ha faltado –nuevamente– a su palabra, ya que sostuvo con inusitada vehemencia, tanto en campaña como después, que votarían no al partido conservador. Por esa razón carece de importancia que luego celebrara un comité federal, dado que el compromiso lo había adquirido con sus votantes. Con todo, el PSOE antepuso, ya no solo sus previsiones electorales, sino la estabilidad y prestigio del régimen a su palabra dada. Un régimen en el que prácticamente todas las formaciones políticas cuentan con casos de corrupción. Ahora bien, en realidad, los partidos son organizaciones pragmáticas, a menudo sin mayor aspiración que el poder en sí mismo. En virtud de ello, este artículo ha relatado ciertos hechos del PSOE, aunque podría haber estudiado los vaivenes de cualquier otra formación política.


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