Sánchez ha arrasado en su batalla interna para hacerse con el partido. Como dice el académico Perez Reverte, es un "killer" que ha asesinado a todos sus adversarios, desde Felipe González a Alfonso Guerra, a Susana Díaz, a toda la vieja guardia socialista y a cualquiera que tuviera principios. Ha matado, además, las viejas ideas y los antiguos valores (teóricos) del partido, que eran la honradez, la socialdemocracia, sensibilidad ante el sufrimiento y la debilidad y un cierto amor a España.
El nuevo PSOE de Sánchez, su banda, es un partido de poder, sin valores ni principios, capaz de todo, cien por cien versátil, sin un ápice de ideología, mentiroso, totalitario y tan cruel y despiadado que es un killer puro, cuchillo en mano.
Esa banda es la que gobierna hoy España, aliada a otros malvados que odian a España y quieren destruirla, como los independentistas vascos y catalanes, los comunistas de Podemos y los herederos del terrorismo asesino de ETA.
Ante esa monstruosidad, que cada día golpea a España para arruinarla y destruirla, es lógico que Fernandez Vara, si tiene todavía un resto de decencia y vergüenza, sienta asco y ganas de vomitar.
Sánchez, para destruir a su partido y a España se ha basado en la cobardía de los españoles. Ni su partido ha defendido los viejos valores, ni España ha sabido defender su dignidad y decencia. Unos y otros, socialistas y españoles, se han entregado sin resistir al "killer" Sánchez, que no cesa de maniobrar, mentir, engañar, marginar y eliminar a sus adversarios y destruir España, golpe a golpe.
Ciertamente, asistir al crimen de Sánchez y al acuchullamiento de España produce asco, vergüenza y, sobre todo, decepción. ante el fracaso de nuestras instituciones defensivas y elementos que creíamos que eran fuertes y estables.
Ni el rey, ni las fuerzas armadas, ni los jueces, ni los legisladores, ni la prensa, ni la oposición, ni la sociedad civil, ni la universidad, ni la ciudadanía, ni nadie ha sabido resistir o poner freno al "killer" y a su obra de demolición de los valores y principios que hacen fuerte y respetable a toda nación.
La España que está construyendo la "banda de Sánchez" es cualquier cosa menos respetable y se ha convertido en el cáncer de Europa, donde ya muchos se preguntan si les es rentable mantener dentro de la Unión a un país tan indecente, antidemocrático, podrido y poco fiable.
La banda sube los impuestos cuando el resto de los europeos los baja; la banda ha llenado España de cadáveres por su mala gestión de la pandemia; la banda ha propiciado, con su negligencia y mal gobierno, que más de 30.000 ancianos perecieran, abandonado a su suerte, en residencias que eran cementerios infectados; la banda se ha endeudado hasta la locura; la banda ha sido incapaz de dar ejemplo y reducir sus sueldos y privilegios mientras media España está comida por la angustia, teme perder su trabajo y empieza a pasar hambre; la banda es insensible a las colas del hambre, que ya forman parte del paisaje de España, aunque los medios de comunicación comprados no lo reflejen; la banda ha liquidado la esencia de España, un país que ya carece de objetivos comunes e ilusiones y que ya no tiene estímulo alguno para seguir unida; la banda de Sánchez ha acabado con los viejos valores y nos hace vomitar a millones de ciudadanos, desde mucho antes de que Fernández Vara sintiera sus recientes nauseas.
Los que hemos permitido que el killer Sánchez y su banda mentirosa, corrupta y malvada tomen el poder formamos ya una larguísima cola de españoles fracasados. La fila, que casi atraviesa el país de parte a parte, con casi mil kilómetros de vergüenza y remordimiento, está encabezada por los socialistas que han renunciado a sus principios y a los valores de su partido y se han enrolado en la banda, sin otro estímulo que acumular poder, privilegios y dinero, cerrando los ojos ante la ignominia y el deshonor que representa estar matando a España, haber asesinado al socialismo y sustituyéndolo por una banda miserable y desenfrenada, capaz de todo con tal de gobernar.
Francisco Rubiales