La enésima victoria del comandante Chavez asegurando la continuidad del proceso revolucionario en Venezuela fue un baldazo de agua fría para los gorilas locales y propios, síntesis del mismo fue la cara de constipado que mostraba el Gordo mercenario mientras Caracas se vestía de fiesta y él se tenía que fumar los fuegos artificiales que desfilaban por sus espaldas. Periodista "valiente" que denunciaba la falta de libertad de expresión en la tierra bolivariana mientras trasmitía su programa vomitivo desde allí en vivo, vía satélite. El 54% constituyó un doble festejó para todos los argentinos que adherimos al gobierno y a este proyecto de unidad latinoamericana y no faltaron las chicanas hacia la oposición por ese número que parece perseguirlos (es claro que karma se escribe con k y a comerla...) Ahora, más allá de los papelones de nuestra oposición allá en Venezuela, más allá que la bebedora internacional Pato Bullrich quería negar la victoria de Chavez y casi quería salir a dar conferencia de prensa para decir que Capriles estaba ganando en una mesa de Necochea junto a Rodriguez Saá, los antichavistas están con calculadora en mano y por poco creen que se viene un gobierno consensuado.Es que jamás habían llegado a la estrategia de concentrar fuerzas bajo un solo referente como es en el caso de Henrique Capriles, un claro exponente de la derecha vacía de mensaje y de programa político explicito que deambulan por estas tierras del sur. En el diario opositor El Universal de Venezuela, una nota de opinión a cargo de una escritora contrera (basta darle un vistazo a su blog para certificar sus loas y alabanzas hacia el "pacificador" Capriles, sus criticas "morales" hacia el Comandante, con ataques donde no pierde oportunidad también de pegarle a Perón, Eva y a Cristina) afirmaba que Perdió la propuesta del progreso. Así lo dicen los números. No conseguimos explicarnos bien o no pudimos seducir para lograr la confianza. Pero esa mismas cifras dicen que la propuesta de la revolución no se puede llamar a engaños, que no puede cantar aplastante victoria, que el gobierno tiene que mirar con los ojos de la tolerancia, la inclusión y el respeto.
No voy a caer en el trágico y patético expediente de hablar de una victoria pírrica. En democracia, así sea por un voto de ventaja, se respeta lo que el pueblo diga. Pero sí voy a decirle al gobierno que no puede hablar como si la victoria hubiera sido de millones. La poltrona de Miraflores no puede ser el butacón de un apóstata de la democracia. Aquí hay reglas, reglas de oro, escritas en un libro que llamamos Constitución Nacional. Y ahí en ese texto, palabras más palabras menos, consta que no hay ciudadanos superiores e inferiores, que todos somos iguales ante la ley y que nadie tiene el derecho de atropellar, de aplastar y mucho menos de vejar.
En tanto, el candidato de la derecha afirma con una media sonrisa y con chaqueta deportiva con los colores de la bandera venezolana: "Para saber ganar hay que saber perder. Para mí lo que el pueblo diga es sagrado”. "El tiempo de Dios es perfecto, y el tiempo de Dios ya llegará"¿Qué mierda quiso decir con eso del "tiempo de Dios"? ¿El tiempo de Chavez es el tiempo de Lucifer? ¿Se piensa que es San Agustín este pelotudo?Van a ser 6 años moviditos en las tierras caribeñas, con un debate que nosotros ya lo estamos teniendo en cuanto a las limitaciones dadas en estos procesos de democracia populista: para Venezuela el punto será en 2019 y siempre en torno a la salud del Comandante, nosotros en 2015...