Cuando Matallana fue abandonado en 1972, también lo fue el puente, que se deterioró con rapidez aunque conservó la estructura. Ciclistas y paseantes temerarios lo cruzaban, mientras el puente se movía y las tablas se rompían a su paso, como si de una gesta se tratara.
Estaba ubicado a unos cuarenta metros de la situación actual, como indican el pilar de mampostería de pizarra de la margen derecha y el soporte de la orilla contraria sobre los que se apoyaba. Un puente sencillo, rústico para peatones y caballerías. No se recuerda que tuviera barandillas y estuvo en buen estado mientras fue útil, mantenido por los vecinos.
Lar-ami
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