Hola a todos
Hoy quiero hacer un inciso en los post y reseñas habituales para traeros algo que quiero compartir con vosotros.
Una de las ventajas de tener un blog es que cuando una bonita historia te sorprende, tienes la posibilidad de compartirla con los demás a través de esta ventanita al mundo.
En esta ocasión además creo que os gustará y estoy contenta de poder traerla, porque de otra manera me la tendría que haber quedado sólo para mi. Se trata de la historia de Martín Roberto Murillo Gómez, el Quijote Caribeño, y cuando la leáis entenderéis por qué. Una vez más nos encontramos con una persona a quien le apasiona la lectura hasta el punto de convertirla en su modo de vida, pero no como escritor que sería lo habitual, sino de una forma más original.
He encontrado esta maravillosa historia en la edición digital del hoy del Diario “El País”, de la mano del periodista Víctor Nuñez. Os la copio tal cual pero os dejo el enlace AQUÍ por si queréis verla en el diario.
Espero que os arranque una sonrisa como ha hecho conmigo.
Besos
L.I.M.
“A la que se case conmigo ha de gustarle la lectura”
Se lo contó a Raimundo Angulo, presidente del Concurso Nacional de Belleza de Colombia, que, al verlo tan entusiasmado, no dudó en darle dinero para mandar a hacer una carreta. Enseguida Murillo la llenó de libros y el 22 de mayo de 2007 la empujó hasta el Parque Bolívar. La gente comenzó a acercarse y este Quijote caribeño empezó a vivir la aventura cultural que se convertiría en su modo de vida.
Hoy, todos en Cartagena saben que pueden llevarse prestado alguno de sus libros. “No les pido ni una identificación. Confío en ellos. Y nadie me ha defraudado. Es verdad que se han demorado, hasta un año o dos, pero siempre me los entregan”.
Su hazaña es tan conocida y admirada que los políticos e intelectuales que pasan por Cartagena no dudan en hacerse fotos con él. Ha conseguido el patrocinio de varias empresas para pagarse la habitación de hotel donde vive desde hace 11 años, acudir a varias ferias del libro en Iberoamérica, mantener su blog, Facebook y Twitter e ir a los colegios para dar talleres de lectura a los niños. “Por eso me han puesto en el Pabellón Infantil de la Feria del Retiro”, apostilla durante el postre. Varios editores le están regalando libros —“¡a ver cómo me llevo tantos!”—, pero no entiende por qué las casetas cierran a mediodía. “Porque si dejaran abierto, la gente que trabaja podría escaparse a la hora de la comida”. Antes, un gorro tejido le cubría la cabeza. Ahora lo ha cambiado por sombrero, “más caribeño”. ¿Para ligar más? “Pues con esto de los libros, tengo más éxito. Pero la que quiera casarse conmigo ha de gustarle la lectura y la carreta. Si no, que deje tranquilo al negro.