El Quinteto de Aviñón de Lawrence Durrell

Por Isidro Lopez Arcos @1Sorokin

Si habéis leído, queridos amigos, mi entrada en este blog sobre el Cuarteto de Alejandría de Lawrence Durrell (y si no la habéis leído ya podeis ir pinchando aquí, de nada), comprenderéis que me lanzara con armas y enseres, lleno de  espíritu reverencial a leer el Quinteto de Aviñón. Me compré un ejemplar en Waterstones'  de Bruselas y me puse a la labor. La primera cosa que me chocó es que la editorial, pusiera en la cubierta una foto de Venecia, en vez de Aviñón, porque a un servidor, no se la dan, que, miren sus mercedes, conozco bastante bien la ciudad de los Papas. No solo porque tenía que ir con frecuencia por asuntos de trabajo, sino porque además, estaba en mi camino automovilístico desde Luxemburgo (vuestro seguro servidor habitó ¡válame San Genaro! varios años en tan alegre ciudad) hasta Alicante, donde iba con frecuencia (cosas de familia).
Naturalmente, el palacio de los Papas es lo más céntrico. La verdad es que, más que "palacio" es un castillo. Como se ve, los Papas eran bastante agresivos. Vamos, como todos sabéis, había uno en Roma y otro en Aviñón. 

Pero, además, en verano, un servidor de todos vosotros, aprovechaba par ver algunos de los espectáculos del festival de teatro. Todavía me queda esta camiseta como recuerdo:

El festival, está asociado al nombre de su fundador, Jean Vilar:

Yo también deambulaba por sus calles, interesantes y misteriosas:

Pero bueno, hablemos del libro de Durrell. La verdad es que, como no tenían los tomos del quinteto sueltos en Waterstones', me compré el tocho-compendio que pesa varias arrobas. Yo no sé que ganas tienen las editoriales de publicar ladrillos así. Debe ser para que nos pasemos todos a leer en esa cosa que es una pantallita. Total, que tenía que ponerlo en un atril, lo que me molestaba para leer como a mí me gusta, en el sofá y oyendo con sordina "Kind of Blue" de Miles Davis, por ejemplo:

Así es que, tras terminar el primer libro, "Monsieur", pedí el resto a Amazon. Me costó la repera. Algunos tuvieron que enviarlos desde  los USA, pero bueno. Ya los tengo y ya los he leído.

(Notarán, mis amigos, que yo aparezco arriba a la derecha de la foto)
Lawrence Durrell escribió el quinteto a lo largo de once años.  "Monsieur" fue publicado en 1974 y "Quinx" en 1985. Y se nota. "Monsieur, o el príncipe de las tinieblas" es una novela autosuficiente en sí misma, pero Durrell decidió, a mi parecer más tarde, darle una continuación.  En ella, aparecen todos los temas de fondo del quinteto: Las creencias de los Gnósticos, el destino, ascenso y caída de los Templarios, las relaciones humanas entre un trío de amigos, Aviñón... Fascinante el capítulo que llama "Macabru", nombre de un oasis egipcio, donde Akkad, un gnóstico que recuerda a los personajes del cuarteto de Alejandría, lleva a los protagonistas. Un absoluto desmadre de drogas y mística donde todo el mundo termina comiendo carne de momia.
En el segundo, Livia, es donde Durrell plantea otra artimaña literaria. No se trata de la misma historia contada de manera diferente, como en el cuarteto. Es como un caleidoscopio. El autor del primer libro ha creado como un ser de ficción el que se presenta a sí mismo como el autor y al otro, como ser imaginario.  El lector acaba un poco hecho un lío, pero, en fin, acabas desenmarañando un poco la madeja. Todo eso, con un lenguaje francamente complicado a veces. Yo lo he leído en inglés, pero compadezco de verdad al que tenga que traducirlo. Durrell crea palabras, usa un lenguaje muy oscuro a veces. Pero vaya, acabas simpatizando con el grupo de amigos (y de enemigos). La más notoria es Livia, que acaba por emigrar a la Alemania nazi y hacese miembro del partido.
Tiene detalle humorísticos, como cuando Sutcliffe en su juventud, que era profesor de francés en un colegio de monjas de Bournemouth, liga con una novicia que le da cita en su cuarto por la noche, y el hombre, en la oscuridad se equivoca y se mete en el cuarto de la Madre Superiora.
Los recorridos del consul Felix Catto por Aviñón, de noche, y la fiesta que organiza el príncipe egipcio (siempre hay egipcios en las novelas de Durrell) en el "Pont du Gard"son tambien, muy fáciles de disfrutar:

Pont du Gard
"Constance"  junto con "Monsieur", son para mí los dos mejores libros del quinteto. Ya ha estallado la guerra. La pintura que hace Durrell del Aviñón durante la ocupación alemana, es estremecedora. La vida cotidiana de los habitantes para sobrellevarlo, las bandas paramilitares de los fascistas franceses (peores, casi, que los ocupantes), las mujeres que se tiene que vender a los alemanes para sobrevivir, las injusticias cometidas después por los que liberan la ciudad. Te queda un sabor de boca amargo, pero merece la pena leerlo.
En Cambio, La cuarta entrega, Sebastian, me parece bastante peñazo. Sucede en Ginebra y abunda en montones de historias de sicoanálisis, de siquiatría, que están más bien sobrepasadas. La protagonista, Constance, ha conocido a Freud y trabaja con otro doctor. Aunque tiene algún episodio interesante, como el del maniaco asesino.
Por último, "Quinx" es el final de la serie, dejándonos a todos con la boca abierta. ¿Han encontrado el tesoro de los templarios, sí o no?. Lo mejor es la fiesta de los nómadas gitanos en su reunión anual en Saintes Marie la Mer, en Camargue. Si no conocéis la Camargue, podéis ir a dar una vuelta. Yo estuve en Otoño, en las extensiones pantanosas que rodean la zona, donde los caballos de la zona pastan. Muy mágico. No sé como será durante la peregrinación anual de los gitanos, pero tal como lo cuenta Durrell puede ser algo digno de ver. Claro, que entonces, todavía iban muchos en carromatos. Hoy día, van en roulottes.

Caballos en La Camargue

En resumen el quinteto es una lectura que, si tenéis tiempo y ganas, os recomiendo.
Para acabar, naturalmente, y ya que estamos en Aviñón, en pleno valle del Ródano, os voy a recomendar dos vinos: Un Châteauneuf-du- Pape y un Lirac. Como veis en el mapa de Google,ambos están muy cerquita de Aviñón:


La verdad es que soy un tramposo, porque el Châteaumeuf, que es una maravilla, no lo váis a encontrar: la cosecha del 2008 está agotada, pero lo hago para poneros ¡Oh amiguetes! los dientes largos. Clos de l'Oratoire des Papes. 

Pero, en fin, para consolaros, podéis probar este Lirac de 2011. "Le Moulin des Chênes". La base es una garnacha y no es tan caro como el Châteauneuf, que en los últimos años ha aumentado de precio que te mueres. Ya no beben Burdeos ni los meros flamencos (que eran sus grandes valedores):

Vale, pues ya os dejo con el buen sabor de boca de una Garnacha del Ródano. Por cierto, ¿sabíais que la garnacha es esencialmente catalana y que luego se ha extendido por el mundo? Pues ya ves.
Venga, besazos