El Racismo y las Religiones

Publicado el 05 octubre 2011 por Daniel_barona1981
El racismo se ha justificado siempre por motivos diferentes: políticos, religiosos, etc. Pero un elemento en común que subyace a este problema es la ignorancia. 
Cuando me refiero a ignorancia, no es a su sentido despectivo –aquel utilizado comúnmente en el lenguaje coloquial, sino al hecho de ignorar hechos, datos… información. Cuando hablamos de racismo, hablamos de desconocimiento de la biología humana. Por ejemplo, se puede desconocer que el porcentaje de similitud genético entre humanos y chimpancés es de 98%; mientras que todos los seres humanos compartimos el 99.9% de los genes entre nosotros. Estos dos datos quieren decir que:
·   Sólo el 2% de la totalidad de nuestros genes son exclusivos a nosotros, Homo sapiens, en relación a los chimpancés (quienes también tienen el 2% de genes únicos para su especie)·   Únicamente el 0.1% de las variantes alélicas de nuestros genes difieren de un individuo a otro.
Estos dos puntos implican algo importante. Ese 2% único a los humanos (en relación a los chimpancés) es lo que nos diferencia de ellos de una manera tan característica, porque esos genes exclusivos de la humanidad codifican, entre otras cosas, el bipedismo marcado, la capacidad de articular sonidos en forma de palabras, las diferencias neurológicas que nos permiten abstraer conceptos y planificar a mediano y largo plazo de manera consciente, etc. 
Uno entonces pensaría que si diferimos de los chimpancés en 2%, y la variación entre humanos (variación intraespecífica) es de 0.1%, entonces dentro de las diferentes etnias humanas la variación genética sería de un 5% de la variación existente entre chimpancés y humanos (el resultado de dividir 2% entre 0.1%), lo cual sería un porcentaje suficiente para poder decir que dentro de nuestra especie hay una variación más o menos importante como para considerar que etnias muy diferentes entre sí podrían formar parte de especies diferentes (o quizás subespecies diferentes)… ¿verdad? Pues resulta que todo lo supuesto con anterioridad es falso, por la sencilla razón de que en un caso estamos hablando de diferencias de genes y en la otra de diferencias entre alelos de genes.
Pero para no entrar en tecnicismos, continuaré con el tema principal de este artículo, aunque esta precisión es importante para lo que quiero argumentar. Y es que lo que quiero dejar en claro es lo siguiente: no hay ningún motivo como para decir que una u otra etnia es inferior o superior a otra, ni tampoco hay ninguna evidencia biológica que sostenga que etnias aparentemente bastante diferentes como por ejemplo, arios y negros congoleños, sean tan diferentes genéticamente como mucha gente siempre ha creído. Las diferencias son más bien superficiales: una cuestión de forma y no de fondo. Pero para entender cabalmente todo esto hay que conocer algunos aspectos de la genética humana y de otros aspectos de la biología en general.
A lo largo de la historia de la humanidad, el conocimiento se ha ido incrementando gradualmente, habiendo aumentado exponencialmente con el nacimiento de la ciencia formal; aquella que con sus metodologías y sus mecanismos de corrección de errores y de minimización de prejuicios y sesgos personales, se ha consolidado como la herramienta más poderosa para “interrogar” a la naturaleza. Sin embargo, y a pesar de esto, mucha gente se empecina en formular hipótesis alternativas a las formuladas por la ciencia, y lo peor de todo: sin datos ni fuentes que sustenten sus hipótesis.
Durante mucho tiempo la ignorancia de la naturaleza dio piso para el surgimiento de sistemas dogmáticos basados en ideologías especulativas, bien sea sin tener en cuenta cuerpos de conocimiento sustentados en evidencia o teniéndolos en cuenta pero sesgando y tergiversando su esencia. Un caso conocido de esto último es el surgimiento del nazismo y de su idea de que la raza aria era superior a todas. Esta idea descabellada tiene su origen en el darwinismo social, el cual tomó algunos conceptos y postulados de la teoría de la evolución darwiniana, y trató de adecuarlos al ámbito social, tergiversando y malinterpretando en el camino la idea y los campos de aplicación de las ideas darwinianas. Este darwinismo social mezclado con la forma más primitiva y extrema de la eugenesia (una filosofía social que se basa en la mejora de los rasgos humanos mediante la intervención directa del mismo humano), dio paso a que los nazis pudieran “sustentar” su idea de la necesidad de “purificar la raza humana”.
Este problema, que como todos sabemos causó la muerte de millones de personas, se sustentaba en una deformación de la ciencia; algo construido para manipular y obtener poder de la forma más vil que se pueda concebir. Este sistema construido por los nazis supuestamente se basaba en evidencias científicas y con ello construyó un sistema dogmático. 
Sin embargo, existen otros sistemas dogmáticos que no tienen en cuenta ningún aspecto de la ciencia, y que también constituyen sistemas peligrosos y perjudiciales, y me refiero a los sistemas religiosos. Ya que la mayoría de los sistemas religiosos existentes no se basan en evidencias científicas sino en escritos antiguos considerados como sagrados, generan hipótesis o dogmas fantásticos, improbables y no falsables. Es esta serie de características últimas la que convierte a la mayoría de religiones en sistemas peligrosos. ¿Peligrosos en qué? Pues por ejemplo en lo concerniente a los derechos humanos. ¿Y por qué suponen un peligro para los derechos humanos? Pues porque se basan en la ignorancia de la naturaleza. Ignoran evidencias científicas y la biología humana, pasando por encima de ellas y pretendiendo gobernar el mundo según sus ideas primitivas y adquiridas mediante tradición y autoridad, cuando lo deseable sería que sus ideas estén basadas en evidencia y se adecúen al mundo. En cambio, ellas quieren adecuar el mundo a sus ideas.
En relación a esto daré solo dos ejemplos de cómo la ignorancia de la biología humana sumada al dogmatismo propio de las religiones puede servir de sustento para el atropello de los derechos humanos y la discriminación racial y de otros tipos.
El primer caso proviene del mormonismo, y es una cita del segundo presidente de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días (LDS, por sus siglas en inglés), Brigham Young:
Se ven algunas clases de la familia humana que son negras, toscas, mal parecidas, desagradables y de malas costumbres, salvajes, y al parecer privadas de casi todas las bendiciones de la inteligencia, las cuales son generalmente otorgadas al género humano. El primer hombre que cometió el odioso crimen de matar a uno de sus hermanos será maldecido por el plazo de tiempo más largo entre todos los hijos de Adán. Caín mató a su hermano. Caín pudo haber sido asesinado, y eso hubiese puesto fin a esa raza de seres humanos”.
La segunda cita proviene de la Biblia:
Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que mate a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso una marca sobre Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara.”-Génesis 4: 15.
Este fragmento del libro de Génesis no dice la manera en la que Dios castiga a Caín, pero es obvio por la historia del mormonismo y de otros grupos cristianos posteriores a este escrito, que sirvió de sustento para la discriminación racial durante siglos. Las palabras de Brigham Young, por su parte, solo confirman lo que dice en el propio Libro de Mormón acerca del origen de los indígenas nativos de América:
Y Él había hecho caer la maldición sobre ellos, sí, una penosa maldición, a causa de su iniquidad. Porque he aquí, habían endurecido sus corazones contra Él, de modo que se habían vuelto como un pedernal; por tanto, ya que eran blancos y sumamente bellos y deleitables, el Señor Dios hizo que los cubriese una piel de color obscuro, para que no atrajeran a los de mi pueblo. Y así dice el Señor Dios: Haré que sean repugnantes a tu pueblo, a no ser que se arrepientan de sus iniquidades. Y malditos serán los descendientes de aquel que se mezcle con la posteridad de ellos; porque serán maldecidos con la misma maldición. Y el Señor lo habló; y así fue.”-2 Nefi 5: 21-23
Por esto (y muchísimos otros ejemplos más), podemos ver de qué manera los dogmas religiosos que operan sin evidencias (e incluso a pesar de ellas) se convierten en ideologías peligrosas, que atentan contra los derechos humanos de manera tan obvia. Lamentablemente, la obviedad de esto último es opacada por completo por una característica notable que poseen la mayoría de religiones: su velo de seguridad, el cual impide que la gente analice los dogmas o los ponga a prueba, porque sino se consideraría una herejía grave, pudiendo llevar al colapso social de la persona.
Yo pienso que exponer esta problemática no es una tarea ociosa, sino constructiva, aunque casi nadie note la importancia de ello. O incluso aunque la mayoría piense que hago mal en hablar activamente de estos temas; porque si de alguna manera tuviera que considerarme con respecto a la problemática religión-ciencia-sociedad, es como un activista a favor de los derechos, la dignidad y la libertad humanas.