El director explicaba a Daniel Verdú que un texto como el Réquiem, de Verdi, que es católico, puede ser dirigido profundamente por un judío, un chino o por alguien que no cree en la vida eterna. “Por eso –decía– la música y la cultura son un arma importantísima para hermanarnos. Pero los Gobierno no creen en ello. Y les interesa más los cañones que la música y la cultura”. Y lo demostró ayer, en el Teatro Real de Madrid, con la obra que Giuseppe Verdi compuso en homenaje al poeta y novelista Alessandro Manzoni tras su muerte.
El director explicaba a Daniel Verdú que un texto como el Réquiem, de Verdi, que es católico, puede ser dirigido profundamente por un judío, un chino o por alguien que no cree en la vida eterna. “Por eso –decía– la música y la cultura son un arma importantísima para hermanarnos. Pero los Gobierno no creen en ello. Y les interesa más los cañones que la música y la cultura”. Y lo demostró ayer, en el Teatro Real de Madrid, con la obra que Giuseppe Verdi compuso en homenaje al poeta y novelista Alessandro Manzoni tras su muerte.