El Real Madrid salvó la temporada a lo grande, conquistando la ‘Décima’ Champions en Lisboa ante un Atlético de Madrid que la tuvo en sus manos hasta el minuto 93. La cruel historia parece estar empeñada en cebarse con el club del Manzanares ya que le ha puesto en dos ocasiones la Copa de Europa en sus manos y en ambas se la ha quitado en el último suspiro. Esta vez, un cabezazo de Sergio Ramos provocó una prórroga que fue demasiado para un equipo rojiblanco roto física y mentalmente.
La final comenzaba con la consabida baja de Xabi Alonso para el Real Madrid y se confirmaba la baja de Arda Turan. La sorpresa era la alineación de Diego Costa en el 11 del Atlético. Pero la fortuna tan solo había comenzado a hacer de las suyas porque el delantero colchonero se acabó de romper nada más comenzar el partido. La decisión de los técnicos del Atlétic0 será cuestionada por los medios; la apuesta de Simeone por el hispanobrasileño salió horrible, pues causó la pérdida de un cambio al Atlético nada más empezar que después echaría de menos, sin lugar a dudas.
Todo el mundo debió recordar en esos instantes el adjetivo que ha arrastrado el equipo durante buena parte de su historia “el pupas”, un apodo que los jugadores que pisaban el campo estaban convencidos de poder quitarse de encima. Sin embargo, cuando en un partido equilibrado hasta ese momento, una cantada del portero del Real Madrid, Casillas, adelantó a los rojiblacos, la historia parecía empeñada en apagar la buena estrella que acompaña a los blancos en las finales de Champions y el Atlético de Madrid estaba en disposición de quitarse su apodo para siempre.
Con Cristiano desaparecido en combate, Bale, el jugador más inspirado del Real Madrid, fallaba ocasiones en jugadas personales, que de haber sabido utilizar la pierna diestra a buen seguro hubiese trasformado.
No obstante, los blancos tienen tomada la medida a esta competición y al final ocurrió lo que tantas y tantas veces se ha vivido en el fútbol: llegaba el siempre cuestionado tiempo añadido de descuento, donde parece que los minutos están preestablecidos independientemente de lo que ocurra en el partido, así se añaden 3 minutos cuando gana el equipo grande al pequeño y cuando es al revés se añaden 5 (más lo que se pierda en el trascurso del descuento). En estos minutos fatídicos, Sergio Ramos marcó en el 93 y volvió a dar vida al Real Madrid, forzando la prórroga.
A partir de ahí el Madrid jugó solo, el Atlético, moralmente abatido, físicamente roto, como ya se observó en los durísimos últimos partidos de liga, contra Levante, Málaga y Barcelona, y sin sus dos mejores jugadores sobre el campo ( Diego y Arda), poco pudo hacer.
4-1 y el Real Madrid, que conforme pasaban los minutos fue superando con justicia al Atlético, se proclamó Campeón de Europa por décima vez. ¡Felicidades al madridismo! ¿Y por qué no? ¡Felicidades a los Atléticos, pues ha hecho una espectacular temporada pese a la derrota!