Dos años atrás, Costa Gavras filmó los entretelones del ficticio Phoenix Bank.
El Lloyds Banking Group anunció antes de ayer la puesta en marcha de una nueva etapa en su plan de reestructuración que arrancó en 2008 con la supresión de 43 mil puestos de trabajo. Ahora la institución financiera británica busca reducir otro diez por ciento su plantel; de ahí la decisión de cerrar doscientas sucursales (eso sí, mientras abre otras cincuenta) y de echar a nueve mil empleados en el transcurso de los próximos tres años.
Además del comunicado institucional, la prensa (sobre todo inglesa) difundió declaraciones del director ejecutivo António Horta-Osório, que aprovechó la ocasión para destacar el “rendimiento sólido” de la entidad, acaso en alusión a la ganancia bruta de 2.590 millones de dólares registrada entre enero y septiembre de este año. Los medios también recordaron los 1.450 millones de dólares que el banco retiene en concepto de eventual resarcimiento por una venta irregular de pólizas de seguros.
El anuncio de los cierres y despidos, las declaraciones del director ejecutivo, la referencia al escándalo con las mencionadas pólizas evocan el recuerdo de El capital, película que Costa-Gavras filmó en 2012, en plena debacle griega, y que nunca desembarcó en la cartelera porteña. Para evitar confusiones, cabe aclarar que el largometraje es la adaptación -no del famoso libro de Karl Marx- sino de una novela escrita por un asesor financiero, Stéphane Osmont.
El reconocido cineasta elaboró el guión con la ayuda de Karim Boukercha y Jean-Claude Grumberg. Según explicó en esta entrevista concedida a Página/12 en noviembre de aquel año, también se inspiró en la lectura de un segundo libro -Capitalismo total- “escrito por un banquero europeo, un insider que conoce todos los mecanismos desde adentro”.
Gad Elmaleh, en la piel del ambicioso Marc Tourneuil – El veradero Antonio Horta-Osorio.
El capital comienza con el anuncio de la asunción de Marc Tourneuil como presidente del banco Phoenix y termina con la confirmación del mismo protagonista en el cargo máximo*. Entre ambos eventos, el personaje campea distintas tormentas que ponen en peligro -además de su propio pellejo- el liderazgo mundial de la entidad para la que trabaja. Entre las estrategias que implementa para enfrentar a enemigos internos y externos (por ejemplo un grupo de depredadores norteamericanos cuyo vocero encarna Gabriel Byrne), figura la siempre eufemísitca ‘reestructuración’.
Poster francés de ‘El Capital’.
A Costa-Gavras le fue regular cuando estrenó su nueva película en los Estados Unidos, justo un año atrás. Por un lado, debió conformarse con proyectarla en un circuito reducido de salas. Por otro lado, provocó críticas despiadadas en los diarios más influyentes: Kyle Smith del New York Post la comparó con “una clase de marxismo de cuarto grado que compara a los banqueros con la mafia y que muestra la alegría generalizada que un capo provoca en sus subalternos cuando promete robar a los pobres para beneficiar a los ricos” (“Simplemente eviten El capital” se tituló el artículo); Stephen Holden del New York Times la calificó de “rígida” y “didáctica”; Robert Abele de Los Ángeles Times le reprochó la “ausencia de indignación emocional” y Michael O’Sullivan del Washington Post la encontró “demasiado cínica”.
Curiosamente (o no), ninguno de estos medios fue/es tan severo con el desempeño de Horta-Osório al frente del Lloyds. Al contrario, el New York Times publicó este elogiosísimo retrato en diciembre pasado, es decir, poco más de un mes después de haber publicado la reseña negativa de Holden.
Para algunos espectadores, la actitud de la prensa hegemónica de los Estados Unidos constituye otro indicio de cuán pertinente es la aproximación de Costa-Gavras al ejercicio bancario del narcocapitalismo y, por lo tanto, de cuán legítima es la asociación entre el anuncio de antes de ayer y una película filmada dos años atrás.