El regreso de las flechas

Publicado el 01 abril 2022 por Pailov7994

Puede que uno de los mayores paradigmas del pensamiento actual pero aún así uno de los menos evidentes, sea la concepción lineal de la vida y, más aún, de la historia humana. Esto es, la idea de que la humanidad ha ido progresando desde un estado primitivo hacia épocas de cada vez mayor desarrollo (Siendo la definición de “desarrollo” algo variable) sin volver atrás.

Fijándonos en el aspecto económico, la historia de la producción humana queda dispuesta como una evolución que empieza en la fase cazadora-recolectora, sin duda la más larga, para después adoptar la agricultura y la ganadería y, en relativamente poco tiempo, desarrollar una industria cada vez más automatizada hasta llegar a las sociedades pos-industriales de nuestros días.

La arqueología nos demuestra que existen, sin embargo, numerosos matices a tener en cuenta. En otro artículo, por ejemplo, hablábamos de cómo la agricultura fue adoptada por comunidades de Oriente Próximo sobre el 20000 a.C. para no volver a ser practicada hasta varios milenios después.

En esa primera experiencia agrícola no se puede probar una gran expansión geográfica de esta economía. Esto contrasta con las grandes migraciones que, a partir del 7000 a.C. la implantarían en prácticamente todo el continente europeo.

Sin embargo, aún en esta nueva situación encontramos al menos un caso en el que la agricultura es rechazada a favor de la caza-recolección después de haber sido adoptada.

Sobre el 4100 a.C. el norte de Europa empieza a ser colonizado por agricultores procedentes de Europa central, seguramente huyendo de sociedades cada vez más conflictivas. Ello da lugar a la cultura de los Vasos de Embudo, en la que acaban siendo integrados los pescadores de la antigua cultura Ertebölle.

Esta cultura se extiende por el sureste de Suecia, donde al cabo de unos 600 años acabará sufriendo una regionalización que dará lugar a la que se ha dado en llamar como la cultura de la Cerámica Perforada, llamada así por su característica cerámica impresa mediante el uso de peines. Por otra parte, no encontramos elementos propios como casas, tumbas o monumentos, lo que demuestra la continuidad entre esta cultura y la cultura de los Vasos de Embudo.

Cerámica hallada en el pueblo sueco de Alvastra, con el característico diseño que da nombre a la cultura de la Cerámica Perforada

La característica principal de la cultura de la Cerámica Perforada consiste en la utilización de puntas de flecha triangulares, divididas en tres tipos, donde el tipo A es significativamente más corto y grueso que los tipos B y C. Tradicionalmente se venía sosteniendo una clasificación cronológica de la cultura en base a estos tipos, pero dicha visión ha sido rechazada.

No es casualidad que las puntas de flecha sean la principal característica, dado que este pueblo decidió abandonar la agricultura para dedicarse a la caza. Esto queda demostrado por los análisis de colágeno de los huesos, además de por los restos de animales salvajes en los asentamientos, como jabalíes, castores, ciervos y especialmente animales marinos como peces o marsopas, pero sobre todo focas.

Hay regiones, sin embargo, donde se mantiene en parte la economía agrícola. Estas se localizan sobre todo en el interior, donde la cría de cerdos o la cebada tienen un importante papel.

En todo caso, cabe preguntarse por las causas de este regreso a la economía cazadora-recolectora, sobre todo teniendo en cuenta que esta cultura se desarrolla en un clima más cálido, no más frio que anteriormente.

La foca era el principal recurso empleado por la cultura de la Cerámica Perforada. En la foto una foca común en el fiordo de Magdalen, Svalbard, Noruega (Fotografía de A. Weith, 2017)

Por una parte, está claro que la cerámica de esta cultura se forma a partir de una evolución gradual de la cerámica de la cultura de los Vasos de Embudo. Pero por otro lado encontramos influencias norteñas, como el uso de pizarra para la fabricación de flechas y cuchillos, e influencias del Báltico oriental como la presencia de figurillas de arcilla.

La influencia de este último territorio parece darse también en el plano genético, pues es con los habitantes de la Europa del noreste con quienes los miembros de la cultura de la Cerámica Perforada tienen una mayor similitud frente a lapones y escandinavos modernos.

Esto ha llevado a algunos a postular una migración del este del Báltico como motivo fundamental del cambio en el estilo de vida. No deben subestimarse, sin embargo, los motivos internos que llevaron a tomar tal decisión. Es posible encontrar una respuesta fijándonos en las características del comercio entre agricultores y cazadores-recolectores:

Una de las principales características de una economía cazadora es que los productos no son producidos por aquellos que los extraen, sino que la naturaleza los va regenerando poco a poco. De esta forma, son comerciados, habrá una tendencia al encarecimiento, debido a que cada vez son más escasos.

En el caso de los cazadores de la Cerámica Perforada, podemos considerar el aceite de foca, que no puede obtenerse mediante la ganadería, como uno de los principales productos que exportarían a las comunidades agrícolas. Por ello, la adopción de la caza, si bien impulsada por factores externos, era algo que convenía económicamente a los habitantes locales.

Este cambio también estuvo asociado a nuevos elementos rituales, como la deposición de fragmentos de cerámica en lugares costeros (Enterrar objetos con motivos religiosos puede considerarse una herencia de los Vasos de Embudo) o las ya mencionadas estatuillas de animales antropomorfos.

Figurilla de un alce hallada en Uppland, Suecia (Nordisk Familjebok, 1917)

El comercio explica igualmente la expansión de la Cerámica Perforada hasta la actual Dinamarca, donde, sin haber un cambio poblacional (Probado por la continuación de los enterramientos en los mismos lugares que en las anteriores generaciones) hay una adopción, al menos parcial, del estilo del nuevo estilo de vida. Por ejemplo en Djursland, en la península de Jutlandia, las focas suman un 12-14% de los restos de animales mamíferos, teniendo una mayor importancia los animales terrestres, especialmente los ciervos.

Las mismas dinámicas comerciales, sin embargo, pueden explicar la desaparición de esta cultura y su eventual sustitución por la cultura del Hacha de Guerra, ya indoeuropea. Conforme las poblaciones agrícolas se fueron expandiendo, descendía la productividad de la tierra, lo que provocó un encarecimiento de los productos agrícolas que hizo que el comercio dejase de ser rentable.

En suma, la existencia de la cultura de la Cerámica Perforada viene a poner en cuestión el rígido esquema evolutivo que mencionábamos al principio y nos enseña que hay casos en los que el regreso a un sistema económico más primitivo se hace deseable por las poblaciones que lo experimentan.

BIBLIOGRAFÍA

  • “In a World of Worlds the Pitted Ware Complex in a Large Scale Perspective” de Rune Iversen
  • “Pitted ware culture: Isotopic evidence for contact between Sweden and Denmark across the Kattegat in the Middle Neolithic, ca. 3000 BC” de T. Douglas Prices et al.
  • “Ancient DNA Reveals Lack of Continuity between Neolithic Hunter-Gatherers and Contemporary Scandinavians” de Helena Malmström et al.
  • “Trade, immiserising growth and the long-term neolithisation process of the Pitted Ware Culture” de Serge Svizzero
  • “Living in cultural diversity The Pitted Ware Culture and its relatives” de Mats Larsson
  • “The Pitted Ware Culture On Djursland” de Lutz Klassen

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