Pedro Prospitti fue un delantero argentino que debutó en Estudiantes de La Plata y pasó luego por San Lorenzo, Independiente (donde fue Campeón de la Copa Libertadores en 1964), River y Quilmes. Además jugó en Nacional (Uruguay), Sao Paulo (Brasil), Independiente Santa Fe (Colombia) y Emelec (Ecuador). También integró la Selección Argentina que ganó invicto y sin goles en contra, la Copa de las Naciones en Brasil (1964).
Nacido en Allen, Río Negro (la tierra donde se pateó “el penal más largo del mundo”, según el inolvidable Osvaldo Soriano), Prospitti se convirtió en un eficaz goleador, guapo y con mucha técnica, pero también díscolo, conflictivo e indisciplinado tanto dentro como fuera de la cancha. Sentía pasión por los juegos de azar, los casinos, el alcohol y todo lo que tuviera que ver con la vida nocturna.
Según cuenta el periodista colombiano Heber Pinto, jugando para Nacional de Montevideo en un clásico uruguayo de principios de los ’60, Prospitti enfrentó al defensor Núber Cano, de Peñarol, y comenzó a relatar a viva voz la jugada que iba a hacer: “Prospitti le va a meter un caño a Cano. Se lo mete... ¡se lo metió! ¡Qué baile le está dando, señores! Esta tarde, Cano no lo puede parar a Prospitti...”.
En la jugada siguiente -siempre según el relato de Heber Pinto- un tijeretazo de Núber Cano dejaba a Prospitti estampado contra el alambrado de la tribuna Ámsterdam...