Desde que empecé en esto de la lectura he tenido en mi cabeza la idea de que cuanto más largo es el libro mejor por razones tan simples como que te da tiempo a conocer más a sus personajes y acabas sumergido de forma muy profunda en la historia. Sin embargo, hace poco descubrí un libro finito finito, El joven Nathaniel Hathorne (si quieres leer su reseña pulsa aquí) y mi perspectiva de las cosas viró totalmente. Esta obra no alcanza las cien páginas y me enamoró por completo. Son noventa páginas que consiguen introducirte totalmente en una trama en las que no hay ni una sola palabra de relleno. Estas pocas hojas consiguieron el mismo, o más, efecto que obras de casi mil páginas que me había echado al cuerpo previamente.
Aunque también hay libros cortos que son puramente paja: La música del silencio de Rothfuss es un libro en el que no ocurre absolutamente nada en ninguna de las páginas que tenemos por delante. Aunque hay una escena de Auri haciendo jabón que es para un Premio Planeta… (nótese la ironía). Le tendré que dar en el futuro otra oportunidad a la pequeña chica que vive en la Subrealidad.
¿Y vosotros que pensáis? ¿Os gusta que el autor adorne todos y cada uno de los detalles para solo engrosar y embellecer la narración o preferís que vaya directo al grano?
@CarBel1994