Ya en el s. XV, el documento fundamental es el "Cancionero de Palacio", una antología compilada entre 1480 y 1510 de cuatrocientas sesenta piezas profanas que van de la elegía amorosa a la canción báquica, para tres o cuatro voces, en ocasiones con un acompañamiento instrumental. Entre los compositores del "Cancionero" el más conocido es Juan de la Encina, uno de los creadores del teatro español por sus églogas donde los pastores hablan la jerigonza de la provincia de Salamanca.
Toda esta polifonía española es reconocible por su simplicidad de escritura pareciendo incluso pobre y arcaica si se la compara con la elegancia de la canción francesa que a menudo le sirve de modelo.
El s. XVI fue, antes de que se redescubrieran en el XIX las fuentes populares, su periodo más fértil.
Continúa en parte II