Es innegable que nos encontramos inmersos en una época de cambio constante. Zygmunt Bauman nos habla de la "modernidad líquida" en la que ya nada es sólido por mucho tiempo y es preciso saber afrontar y gestionar la incertidumbre.
En "tiempos líquidos" las organizaciones han de ser dinámicas y aprovechar al máximo las ocasiones de negocio que se van generando. Si una empresa tiene un enfoque jerárquico excesivamente horizontal donde solo unos pocos definen las estrategias y la toma de decisiones, y el resto implementa la burocracia, no será posible acogerse a este "fluir" constante de oportunidades, ya que los datos dinámicos nunca llegan a estos pocos con la celeridad necesaria para decidir y dar respuestas rápidas.
Autores como Kathleen Einsenhardt, han desarrollado la teoría de que en las organizaciones el nivel óptimo de productividad se consigue cuando nos encontramos justo en un estado "al borde del caos". Justo "al borde" cohabitan el suficiente orden para sustentar procesos básicos e imprescindibles y a la vez suficientes dosis de desorden para explorar y adaptarse a situaciones nuevas y creativas.
Para prosperar "al borde del caos" junto a"la planificación deliberada" han de convivir estrategias de innovación y creatividad.
La "explotación" ha de coexistir con la "exploración".
Desde las ciencias de la complejidad se reconoce que las organizaciones deben ser consideradas como sistemas complejos que no tienen que albergar únicamente una visión burocrática y mecanicista, sino que poseen funciones y capacidadesadaptativas que permiten improvisar ante nuevos retos y situaciones desconocidas. Desde los sistemas complejos se equipara a las organizaciones como si fueran organismos vivos, los cuales se adaptan al medio mediante la autoorganización (capacidad del sistema para desarrollar nuevas órdenes y auto-renovarse).
El "borde del caos" es esta delgada franja en donde se oscila periódicamente entre el orden inmutable y el desorden total. Un poco de desorden posibilita un orden diferente y, a veces, más rico.
Cuando la estabilidad se presenta por un período de tiempo largo, la organización puede anquilosarse (Kelly, 1998) y si está un tiempo prolongado en una zona inestable, el sistema puede llegar a desintegrarse, pero si opera "al borde del caos"el sistema desarrolla la capacidad para innovar y crecer, ya que esta condición conduce a la emergencia de nuevos patrones de comportamiento que hacen más adaptativo el sistema (Jackson 2003; Stacey, 1996)
Se trata de una condición especial que se manifiesta en todo sistema complejo, sea un organismo, una mente, una organización o un ecosistema. (Goodwin). y que permite revalidar constantemente sus modelos y autocorregirse por supresión de errores.
Los líderes de una organización dinámica han de ser :
- catalizadores de dinámicas internas y emergentes
- permitir en vez de dirigir y controlar
- identificar los patrones que impulsan los comportamientos de la organización y del medio ambiente
- compartir responsabilidades
- promover la innovación
- escuchar
- dar prioridades a los valores, a la capacidad de adaptación y a la sostenibilidad a largo plazo
- aceptar e introducir desequilibrios
- permitir y alentar el conflicto
- promover la diversidad y el aprendizaje continuo
- diseñar intercambios transformadores
- retroalimentar y proveer apoyo permanente.
Abordar el liderazgo desde la visión de los Sistemas Adaptativos Complejos (SAC) no es un mero capricho sino una visión holística tomada de las ciencias de la vida.
Que tengáis un buen día.Montse
Fuente de referencia: La Organización como sistema complejo: Implicaciones para la conceptualización del liderazgo Autores: Francoise Contreras/David Barbosa/Guido Angello Castro
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