El rescate de un primate. Conociendo la Fundació MONA (III)

Por Laurapalau
Dietmar Cralsheim

Biólogo y con un máster en Primatología, Didi es el head-keeper de la Fundació Mona.

Compartimos con él casi tres horas de charla, risas y mucha primatología, en las que nos enseñó la cara más cotidiana de la gestión de un centro de rescate de primates.

¿Cómo reacciona un chimpancé después de su rescate?

Las reacciones suelen ser muy extremas: o les gusta mucho, o no quieren salir de la sala de integración ni saber nada de nadie. Es una cuestión que depende de muchos factores, desde la edad del animal hasta cómo era su vida antes de llegar a Mona, pasando por el grado de sociabilización que tuviera con otros de su especie, por ejemplo.

¿Y cómo integráis a este nuevo habitante con el resto de chimpancés?

Cuando un nuevo chimpancé llega a Mona, lo instalamos en la sala de integración: es una sala pequeña en la que puede sentirse resguardado. Cuando ya se siente cómodo en este nuevo hogar, empezamos la toma de contacto con otro miembro del grupo con el que consideramos que podrá tener buen feeling.

Tenemos un espacio junto a la sala de integración con muchos toboganes, cuerdas y plataformas que gusta mucho a los chimpancés, porque son instalaciones que en el exterior no podríamos mantener de la misma manera: está separada de la sala de integración por barrotes muy estrechos, así que los chimpancés pueden verse, oírse e incluso pasar los dedos, por ejemplo.

Organizamos encuentros de 1 a 1, de 2 a 1, de 3 a 1... Procuramos que todo el grupo pase por allí y conozca al "nuevo", y así podemos ver las reacciones de todos y con quién ha habido más afinidad, por ejemplo. Después, vamos abriendo una compuerta que separa ambos espacios y ya no pueden pasar solo los dedos: pueden meter las piernas, o un brazo... Hasta que finalmente los acabamos juntando.

De todas maneras, el proceso no tiene por qué ser siempre positivo: puede haber peleas o disputas que provoquen un retroceso en la integración y no tenemos formas de controlar eso. Aunque nosotros creamos que dos individuos van a conectar bien, hay demasiados condicionantes que pueden afectar al proceso. Esto es lo que nos pasó con Tom, por ejemplo.

Y es bastante lógico, si tenemos en cuenta que ni nosotros ni los demás chimpancés saben qué ha vivido ese animal o por qué situaciones ha pasado ni de qué manera le han afectado. Algunos de los chimpancés de Mona jamás habían estado en contacto con otros chimpancés desde que eran muy, muy pequeños y no saben interpretar su lenguaje corporal, por ejemplo.

Esto hace que el nuevo pueda sentirse cohibido o incluso amenazado y provocar situaciones de estrés y tensión sobre las que tenemos un control prácticamente nulo.

¿Cuánto suele durar la integración? ¿Es muy variable?

Sí, lo cierto es que es un proceso muy variable. Víctor, por ejemplo, tardó cerca de 6 meses en salir y sentirse cómodo en el exterior. La filosofía de Mona es utilizar refuerzos positivos y adaptarnos al ritmo del animal, no le forzamos a hacer cosas que no quiere porque creemos que esto solo le produce más estrés.

Aquí diferimos de otros centros como Rainfer, por ejemplo, que apuesta por un modelo con más intervencionismo por parte de los cuidadores. En Mona, en cambio, creemos que dejar que el chimpancé se adapte "a su aire" da más calidad a todo el conjunto, aunque también es cierto que así nos limitamos mucho a la hora de rescatar a otros chimpancés porque no podemos empezar una integración hasta que acaba otra.

¿Cuántos chimpancés podéis acoger con las instalaciones actuales?

Ahora mismo, con el espacio y el número de voluntarios que tenemos, podemos acoger alrededor de 20 individuos. Podríamos dar cabida a más, pero eso incidiría negativamente en la calidad de vida que les ofrecemos y, por tanto, no queremos tirar por ese camino.

Volviendo al tema de la integración: el resto de miembros del grupo ¿cómo vive este proceso? ¿Suelen crearse conflictos o, en general, lo aceptan sin problemas?

Aquí también entran en juego muchos factores, como la edad o la sociabilización. La adaptación depende en gran medida de la edad en que llega el animal, porque el grupo no perdona tantas cosas a un adulto como las que perdonaría a una cría.

La integración de un nuevo individuo es positiva como factor social, pero también es un factor de estrés muy grande. Por tanto, intentamos no forzar las situaciones y dejar que todo el mundo actúe a su ritmo para aligerar esa carga emocional que supone aceptar a un nuevo miembro de la familia.

¿Y cuándo dais por finalizado el proceso de integración, si es que finaliza algún día?

Pues aquí creemos que la integración acaba.... ¡Cuando llega otro chimpancé! (risas). Así, el "nuevo" del grupo pasa a ser otro, y el chimpancé que se estaba integrando pasa a formar parte del otro bando, del grupo frente al individuo.

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