La noticia de ayer es la crónica de un rescate anunciado. No estamos hoy peor que el viernes, sino seguramente algo mejor (sobre esto véase más abajo). ¿Desde cuándo estaba anunciado el rescate? Repasando la prensa, se estaba anticipando claramente a lo largo de toda la semana pasada. Repasando los comentarios de los economistas (aquí, aquí y aquí), desde que Rato salió de Bankia y Rajoy insistió en que no iba a dejar caer a ningún banco. A pesar de que nuestro Presidente del Gobierno dijo que no se necesitaría ningún rescate, todos entendimos que España sola no podría hacer frente a esta situación, exactamente como pasó con Irlanda.
¿Por qué digo que estamos un poco mejor hoy que hace dos días? Por dos razones. La primera es que, llegados a este punto, es muy probablemente la solución menos mala. La alternativa es declararse en bancarrota, quiebra, suspensión de pagos o como se quiera llamar. Salirse del euro y devaluar es, además de una suspensión de pagos encubierta, alentar muchísima especulación contra la economía española. Había otras alternativas, como haber dejado caer al comienzo de la crisis a los bancos o cajas insolventes (algo que defendía quien suscribe). No se hizo y se puso dinero directamente (CAM) o en forma de avales (Bankia). Todavía hubiera sido una alternativa darlos por perdidos, pero se siguió la huida hacia adelante. El daño ya estaba hecho y el rescate ayudará a salir de la situación. Por supuesto, podía haberse hecho en términos más favorables, involucrando más a Europa. Aquí Sala-i-Martín analiza el rescate y lo contrapone a otra opción que podría haber sido mejor para España y Europa. Aquí Garicano, de Nada es Gratis, hace lo propio.
La segunda razón es que los términos del rescate no parecen todo lo draconianos que nos podíamos imaginar. A la espera de que gente más experta que yo los analice en profundidad, esto es lo que parece. No supondrá estar como Grecia. Recordemos que en su caso el Estado griego estaba en quiebra, sin poder pagar sueldos ni servicios, con los intereses de la deuda ahogando por completo sus cuentas públicas. En España no llegamos a eso ni de lejos. Habrá, eso sí, que subir impuestos y recortes para cuadrar las cuentas. En lo demás, estamos a la espera de que Merkel se deje convencer de que ya es hora de echar carbón a la máquina de la economía.
Estamos mejor que hace dos días, pero eso no impide que estemos peor de lo que creíamos que estábamos. También es cierto, y hemos ido sabiendo esto cada vez que aparecían nuevos datos sobre la situación de los bancos y cada vez que veíamos al gobierno tomar las decisiones erróneas. Este debe ser el comienzo de una política en la que se hagan las cosas bien, pero con Rajoy diciendo que la situación está resuelta uno se teme que nuestros políticos todavía den para cometer más errores.