El retablo de Barceló

Por José Juan Martínez Bueso @JoseJuanMBueso

La catedral de Palma de Mallorca despliega la magna ceremonia de la piedad católica en sus retablos, entre los que se encuentra la obra de . Miquel Barceló en una capilla lateral junto al ábside, una instalación escultórica grandiosa cuya funcionalidad condiciona su formato que rebasa todo límite artístico

Sorprendente en su austeridad frente a la regia arquitectura gótica, Barceló transmite el mensaje religioso actualizándolo e integrándolo en el entorno recogiendo la tradición y la memoria ancestral del mediterráneo (inquietud bastante latente en muchos motivos de la obra de este autor mallorquín) a través de la cerámica, un elemento mágico (en alusión también a la colina primigenia) que nos sumerge en una caverna submarina donde habitan los panes y los peces evangélicos transcendidos por la eucaristía y transustanciados aquí en el misterio de la creación del universo que nos sobrecoge en su teluria e inquietante misterio cuyo origen es Cristo redivivo, arcano cósmico y fuerza creadora.

Se nos muestra Cristo en toda su humilde grandeza en la analogía metafísica (y metatextual) planteada por Barceló mostrándolo dios creador y por ello artista total, gravitando en la noche de los tiempos por toda la eternidad como fuente nutricia de vida.