El Gobierno toma la ofensiva en un complejo momento en el que enfrenta un fuerte y concertado cerco internacional, mientras que en el plano interno pretende paliar la grave la crisis económica, afronta el delicado caso Oscar Pérez y apuntala el incierto proceso de diálogo, entre otros desafíos. La oposición política, fracturada, y hasta hace poco deshojando la margarita en torno a primarias, lucha por marcar el rumbo de la confrontación política. Sin embargo, ante el reto electoral luce desorientada y se debate entre llamados a no participar, vencer la desesperanza, defender la tarjeta de la Unidad e ir con un candidato unitario, aun cuando hasta el momento tres se han postulado. El Gobierno realiza una acertada lectura de las circunstancias, al igual que de sus propias debilidades y fortalezas coyunturales, y decide “atacar” por sorpresa al enemigo político interno, por lo demás apuntalado internacionalmente. Jugada de alto impacto político que procura trasladar la batalla al escenario electoral con oponentes desconcertados y colocados en una encrucijada que, paradójicamente, los confronta con sus reiterados llamados a elecciones, conminándolos a aceptar el reto. De acuerdo a vocero oficial, la decisión responde también a las sanciones impuestas contra Venezuela y varios de sus funcionarios por parte de Estados Unidos y la Unión Europea. Jugada política que quizá pretende “matar dos pájaros de un solo tiro”. A partir de este momento las narraciones del proceso político-electoral, en tanto concepción competitiva de la democracia, estarán centradas fundamentalmente en la lucha “a muerte” y obtención del poder. Relatos que correrán de la mano de los propios actores políticos; medios tradicionales y redes sociales; analistas, encuestadores y sondeos de opinión, quienes generarán sus propias narrativas contradictorias sobre el proceso electoral. Así el discurso político, el transmediático y el experto, darán cuenta, desde dos frentes políticos, del impacto de la jugada política del Gobierno en el desarrollo del proceso y de los resultados electorales. Emboscada política o guerra avisada, las cartas están echadas. Anuncios &b; &b;
El Gobierno toma la ofensiva en un complejo momento en el que enfrenta un fuerte y concertado cerco internacional, mientras que en el plano interno pretende paliar la grave la crisis económica, afronta el delicado caso Oscar Pérez y apuntala el incierto proceso de diálogo, entre otros desafíos. La oposición política, fracturada, y hasta hace poco deshojando la margarita en torno a primarias, lucha por marcar el rumbo de la confrontación política. Sin embargo, ante el reto electoral luce desorientada y se debate entre llamados a no participar, vencer la desesperanza, defender la tarjeta de la Unidad e ir con un candidato unitario, aun cuando hasta el momento tres se han postulado. El Gobierno realiza una acertada lectura de las circunstancias, al igual que de sus propias debilidades y fortalezas coyunturales, y decide “atacar” por sorpresa al enemigo político interno, por lo demás apuntalado internacionalmente. Jugada de alto impacto político que procura trasladar la batalla al escenario electoral con oponentes desconcertados y colocados en una encrucijada que, paradójicamente, los confronta con sus reiterados llamados a elecciones, conminándolos a aceptar el reto. De acuerdo a vocero oficial, la decisión responde también a las sanciones impuestas contra Venezuela y varios de sus funcionarios por parte de Estados Unidos y la Unión Europea. Jugada política que quizá pretende “matar dos pájaros de un solo tiro”. A partir de este momento las narraciones del proceso político-electoral, en tanto concepción competitiva de la democracia, estarán centradas fundamentalmente en la lucha “a muerte” y obtención del poder. Relatos que correrán de la mano de los propios actores políticos; medios tradicionales y redes sociales; analistas, encuestadores y sondeos de opinión, quienes generarán sus propias narrativas contradictorias sobre el proceso electoral. Así el discurso político, el transmediático y el experto, darán cuenta, desde dos frentes políticos, del impacto de la jugada política del Gobierno en el desarrollo del proceso y de los resultados electorales. Emboscada política o guerra avisada, las cartas están echadas. Anuncios &b; &b;